9 de diciembre de 2020
Cooperación de países emergentes, retos para Colombia, miradas desde la academia
El 23 de noviembre de 2020, la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, junto con la Dirección de Oferta de la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional (APC-Colombia) organizaron el conversatorio "Cooperación de países emergentes, retos para Colombia, miradas desde la academia", con el propósito de analizar el papel de Turquía e Indonesia como potencias regionales en materia de cooperación Sur-Sur (CSS).
¿En qué radica la importancia de la cooperación Sur-Sur?
La cooperación Sur-Sur (CSS) se basa principalmente en el intercambio de buenas prácticas, experiencias y conocimientos de los países del Sur que, aunque en apariencia podrían tener grandes diferencias, tienen múltiples retos en materia de desarrollo que los unen. Tal es el caso de Turquía e Indonesia —países invitados al conversatorio—, así como el de Colombia.
En primer lugar, APC Colombia manifestó el interés de trabajar más estrechamente con la academia desde dos perspectivas. Por una parte, la academia desde rol fundamental como productor de conocimiento, tanto en temas de cooperación y desarrollo, como en el estudio de países y actores de diversas regiones del mundo de interés para Colombia. Por otra parte, la academia como agente de desarrollo, que implementa proyectos, realiza investigación aplicada y moviliza recursos de cooperación.
Igualmente se mencionó que para 2021, en el marco de los 10 años de APC Colombia, se lanzará el Hub de Conocimiento. Esta estrategia, soportada en una plataforma tecnológica, esta orientada a la profesionalización de la cooperación sur sur y triangular a través de 3 enfoques complementarios entre si: la gestión de proyectos a través del uso de las TIC; la consolidación de una oferta permanente de cursos cortos en línea; y una comunidad de práctica basada en interacción de actores y repositorio de documentación relevante en materia de CSS y desarrollo.
En el evento continuó destacando que Colombia ha tenido algo importante que conmemorar con ambos países en 2020: con Indonesia, 40 años de relaciones diplomáticas; con Turquía, 10 años de la apertura de su Misión Diplomática en Bogotá. Ambos aniversarios invitan a que, se analicen desde la academia los avances de estas relaciones desde distintos ámbitos, pero muy especialmente, alrededor de los retos que, por ejemplo, un escenario post pandemia traerá en materia social para estos tres países.
Tal como lo destacó la Embajadora Ina Hagniningtyas KRISNAMURTHI, asesora del Ministerio de Asuntos Exteriores de Indonesia, es el momento de fortalecer los mecanismos de cooperación. En la actualidad, los países del Sur deberán apuntarle a una cooperación mutua, horizontal, solidaria y eficaz, que les permita recuperar e, incluso, acelerar el ritmo de lo que se venía trabajando antes de la pandemia frente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, además de poder ser útil para reconstruir los mecanismos de diálogo en el seno de la Organización de Naciones Unidas.
En esa línea, Mehmed Sülkü, director de la Oficina de Coordinación para América Latina de la Agencia de Cooperación Turca – TIKA – con sede en Bogotá, destacó el trabajo que desde la agencia turca se ha venido desarrollando con Colombia en diversas áreas. El interés de la cooperación turca es el de cooperar para el establecimiento y mantenimiento de la paz, por medio de acciones encaminadas al desarrollo social y económico, siendo salud y educación los campos más destacados de la cooperación bilateral.
Los cambios en las jerarquías de poder
La profesora Soraya Caro, directora del Centro de Estudios y Servicios sobre India Contemporánea y Asia Meridional (Cesicam) y del Centro de Estudios Turcos y del Cáucaso de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, centró su intervención en analizar por qué es necesario para Colombia posar su mirada en estos países, los cuales vienen desempeñando un importante papel en la conformación de un nuevo orden económico regional, que está estrechamente relacionada con la visión que tienen sobre la CSS.
Esos países miran la CSS como una responsabilidad en el escenario global, que obliga a los países emergentes a dejar de ser meros receptores para convertirse en generadores de ayuda y a fortalecer una cooperación entre iguales. Lo anterior va acompañado de un cambio en la narrativa, que pasa de discursos anticolonialistas con sentido de independencia, a la idea de una cooperación asociativa en torno a la prosperidad de la superación de la pobreza, menos asistencialista y reactiva, encaminada al desarrollo social, a la transformación productiva y a desempeñar un papel en el orden económico global.
Para la profesora Caro, tanto la idea como la práctica de la cooperación que estos países ejecutan en la actualidad, va encaminada a: financiar el crecimiento económico, mediante la transferencia de tecnologías; y a garantizar procesos de conectividad funcional, que favorezcan la inclusión masiva, como son los procesos de tecnificación avanzada del campo, la identificación digital o la profundización bancaria. Por ejemplo, Indonesia implementa una cooperación que cambia de foco sectorial y que busca desarrollar los sectores relacionados con TI y a garantizar el acceso de la mayoría a los servicios de Internet, hasta alcanzar la más alta tasas de comercio electrónico y procesos masivos de bancarización e inclusión digital.
Turquía, por su parte, es uno de los países hegemones en el Cáucaso. Tiene una orientación en cooperación particular para esa zona, basada en la integración socio-cultural y en una relación interdependiente con Europa, que, pese a las tensiones, sigue siendo muy fuerte en términos económicos. De ahí que su cooperación esté concentrada en el desarrollo de infraestructura básica local y en sectores productivos, algunos tradicionales como textiles o alimentos, para luego auspiciar proyectos de infraestructura funcional de mayor alcance. También apoya los programas de salud, de educación, de energía, de conectividad, de transformación de la vocación económica, para favorecer una cooperación regional estratégica.
Frente a este análisis, se evidencian dos perfiles de países con circunstancias económicas distintas , que manejan dos problemas geopolíticos diferentes, pero que encuentran en la CSS una vía para el fortalecimiento de su capacidad económica y comercial. Estos países miran de una manera distinta la CSS porque son países con políticas industriales, destacadas que han logrado pasar de modelos proteccionistas a unos de apertura gradual de sus economías, en los que el desarrollo local ha sido un objetivo estratégico y en los que, sobre todo, han buscado apoyar las clases medias.
El fin último de la cooperación para esos países emergentes es darle la capacidad a los Estados para planear y financiar eficazmente decisiones de transformación económica a largo plazo.
Entre otras lecciones para Colombia
Lo que se ha resaltado hasta este punto es que la CSS no es otra cosa que la búsqueda de los países en desarrollo, o del Sur global, por traspasar o ir más de allá de las fronteras de sus Estados para cooperar entre iguales, de fortalecer a nivel interno esas capacidades, políticas y prácticas, y de “exportarlas”.
Como parte de las reflexiones finales del conversatorio, Paula Ruiz, directora de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, especialista en cooperación internacional, destaca que las diversas iniciativas económicas y comerciales emprendidas a lo largo de las últimas décadas tanto por Turquía como por Indonesia han sido exitosas y les han dado así un creciente protagonismo político, que podría ser aprovechada de una manera más asertiva por los países de América Latina, de manera general, y por Colombia, de manera particular.
Lo anterior, no solo debe buscar fortalecer el diálogo político entre gobiernos, sino también el intercambio de conocimientos, normas e instrumentos, que le den han dado a la CSS un enfoque multiactor y multinivel en otras regiones. Es decir, adelantar un proceso en el cual se involucren otros agentes que también desempeñan un papel importante en materia de desarrollo, dentro de los que se destaca el sector privado.
En el caso de los dos países invitados, se destacó cómo el sector productivo y empresarial han sido vehículos para mejorar su desarrollo económico. Es así como los agentes privados han tenido un papel clave, más no exclusivo, en dinamizar la economía y el comercio, en ampliar oportunidades laborales, en crear incentivos que favorezcan su lucro, pero también en mejorar las condiciones sociales de las sociedades que impacta.
La experiencia de Turquía, Indonesia y Colombia en materia de CSS puede facilitar la consolidación de espacios para el diálogo interregional, que permitan compartir experiencias y concretar ideas en torno a intereses comunes.
En el caso de Indonesia, es de resaltar que, junto con Brasil, India, Sudáfrica y China es considerado un “socio clave” en el interior de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En los últimos años, Indonesia ha puesto en marcha una ambiciosa agenda de reformas que le han permitido crecer económicamente y reducir la pobreza y la desigualdad. Este trabajo que ha desarrollado Indonesia con la OCDE desde 2007 hasta la fecha es un insumo de cooperación valioso para Colombia.
En el caso de Turquía, este es miembro de la OCDE desde su creación en 1961. A lo largo de este siglo ha venido ampliando su presencia y abriendo oficinas de cooperación en aquellos países que considera estratégicos dentro de su política de cooperación, dentro de los que se destacan México y Colombia en la región. Dentro del marco legal de cooperación turca, conocido como el decreto estatutario, la cooperación internacional promueve las relaciones económicas, comerciales, técnicas y sociales (con especial énfasis en temas de salud), culturales y educativas con países que son prioritarios dentro de su agenda, y Colombia es uno de ellos.
Finalmente, se destacó la importancia de continuar fortaleciendo las relaciones entre grupos de países que, aunque culturalmente sean disímiles y regionalmente distantes, comparten enormes retos en materia de desarrollo social, así como la idea de que la cooperación es un medio para dinamizar agendas políticas y comerciales en pro del desarrollo de los países del Sur.
Imagen principal: imagen original “América Invertida”, de Joaquín Torres García (1943)
excelente