31 de julio de 2024

El poder político, la gloria deportiva y París 2024 

¡Más de cuatro agentes de seguridad por cada atleta! Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París y las delegaciones que participan en ellos se toman muy en serio las múltiples amenazas que marcan la que es la competencia deportiva por antonomasia.

Estas olimpiadas se llevarán a cabo en un contexto político internacional especialmente tenso, marcado por dos guerras activas: la de Ucrania y Rusia, y la de Israel y Palestina; a lo que se suma el contexto del país anfitrión, que se encuentra en medio de la crisis política más grave en su historia reciente.

La incertidumbre del panorama nacional, sumado a las amenazas externas derivadas del contexto internacional en las que se realizan las olimpiadas de París, son muestras —muy tristes, por cierto— de la relación sorprendentemente estrecha y compleja entre la política y el deporte.

En este episodio, analizaremos las diversas dimensiones de este nexo entre dos arenas aparentemente lejanas. Sirve recordar que, desde el origen de los Juegos Olímpicos en la Grecia antigua, esta competencia deportiva estuvo vinculada a la política: las olimpiadas nacieron justamente como una manera de regular temporalmente los conflictos entre sus ciudades-Estado.

Por su parte, las olimpiadas modernas han sido y siguen siendo utilizadas como herramientas de propaganda por parte de todo tipo de regímenes, a pesar de los planteamientos claros de la Carta Olímpica, que exlcuyen de por sí toda implicación política en el desarrollo de los Juegos.

La organización de este evento puede ser aprovechada como una poderosa —y costosa— vitrina para mostrar la capacidad y el poder del país anfitrión. De hecho, los juegos de Berlín en 1936, en pleno régimen nazi, son una muy triste evidencia de ello. No sobra recordar que las victorias del atleta afroamericano Jesse Owens pusieron en jaque a Hitler y su absurda creencia de que la supuesta superioridad de la “raza” aria tenía que expresarse en los triunfos de sus atletas.

Pero no solo la realización de unas olimpiadas ha sido utilizada para hacer política; la ausencia premeditada de una delegación, o de un grupo de ellas, también se ha convertido en herramienta de las relaciones internacionales. En este episodio analizaremos por ejemplo el significado del boicot estadounidense a las olimpiadas de Moscú de 1980 y la represalia soviética durante los juegos de los Ángeles en 1984, en plena reactivación de la Guerra Fría.

Con nuestras invitadas y nuestro invitado, abordaremos también cómo los gobiernos y los propios atletas han aprovechado los juegos como una plataforma para defender causas que trascienden el ámbito deportivo: desde el reconocimiento internacional de un país recientemente independizado, hasta la lucha de un grupo étnico por sus derechos, pasando por hacer visibles las víctimas del desplazamiento forzado o la persecución política.

Este viernes 26 de julio no solo se reavivará la llama olímpica en la capital francesa, también lo harán las discusiones en torno al papel que estos juegos desempeñan en el panorama global.

¿Puede el deporte, en general, y los Juegos Olímpicos, en particular, ser una fuerza de cohesión en sociedades polarizadas? ¿Son inevitables las tensiones políticas en este tipo de eventos? ¿Qué sucede con los atletas que han tenido que huir de sus países de origen por razones políticas? ¿Son los Juegos Olímpicos una inversión que se justifica?

En este episodio abordaremos estas y otras cuestiones relativas al deporte y la política. Nos acompañan para ello: desde Caracas, Elena Mundaray Guilarte, abogada especialista en derecho del deporte; desde Ciudad de México, Katy López, periodista deportiva, y desde Bogotá, Pierre Gerstlé, historiador y politólogo de la universidad Externado de Colombia.

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