29 de marzo de 2020
Frente al covid-19: más libertad y más globalización
Daniel Trejos argumenta que para hacer frente a las pandemias, como la actual del COVID-19, es necesario extender y profundizar el capitalismo de libre mercado, la libertad en sí misma y la globalización.
Estudiante de cuarto semestre de la Maestría en Asuntos Internacionales. Asistente de investigación de FIGRI
@daniel2trejos | francisco.trejos@uexternado.edu.co
Vivimos en el momento más próspero de la humanidad. Muchas personas han salido de la pobreza y esta ha disminuido a sus niveles más bajos. Basta con ver los indicadores del Banco Mundial para darse cuenta de ello. Por ejemplo, si tomamos los tres indicadores que miden la pobreza con base en el porcentaje de personas con un ingreso diario igual o inferior a 1.9, 3.2 o 5.5 dólares respectivamente, aparecen en 2020 en sus mínimos históricos.
La desigualdad, esa por la que tanto se rasgan las vestiduras aquellos que creen que los seres humanos somos iguales y merecemos lo mismo, sin tener presente las implicaciones que ello conlleva si se busca resolverla – ¿ser igual de pobres o igual de ricos? – ha disminuido en muchos de los países del globo en las últimas décadas, sobre todo después de la caída del bloque comunista.
¿Qué ha hecho que tengamos el nivel de vida actual? La repuesta, así haya quienes lo nieguen, es el capitalismo de libre mercado, la libertad en sí misma y la globalización. Es gracias a ese ideario, que propende por el libre tránsito e intercambio de personas, bienes, conocimiento, entre otros; que la humanidad ha alcanzado tal nivel de desarrollo.
Por esta razón, lo que quiero sostener en este escrito es que hay reforzar el sistema capitalista para el post COVID-19, tal vez con algunos cambios, pero jamás acabarlo.
La tecnología contra la pandemia
Un primer argumento que sostiene la tesis de que el sistema capitalista hay que reforzarlo es que, al haber abierto las fronteras, no solo a los bienes y servicios, sino también a las personas y el conocimiento, se han generado incentivos para la innovación tecnológica en distintas áreas. De este modo, no pudimos estar mejor preparados ante esta amenaza. No hay que olvidar que los mayores contribuidores al bienestar social son los empresarios, ingenieros e investigadores – ya sea de ciencias duras o blandas-, que buscan satisfacer alguna necesidad del individuo. Y lo hacen creando, inventando e innovando.
Tres ejemplos de que la innovación tecnológica ha ayudado a que estemos preparados para esta pandemia son:
- Es gracias a los desarrollos en el sector salud que científicos, desde diferentes coordenadas del globo, han procurado encontrar los mejores tratamientos para la enfermedad que causa el nuevo coronavirus y el tiempo para la elaboración de la vacuna ha disminuido. Además, los avances en las tecnologías de la comunicación han hecho que la información haya corrido más rápido que el virus, preparando así, no solo a médicos, sino también a tomadores de decisión.
- La pandemia no nos detiene por completo. Un mundo más conectado no requiere de viajes y desplazamientos. La invención de distintas plataformas bursátiles, de educación, comunicación, entre otras, ha hecho que las personas sigan con sus trabajos desde casa, sobre todo a aquellas dedicadas al sector servicios. Lo cierto es que, luego de la pandemia, lo que esperamos es un cambio hacia una mayor virtualización de nuestra labor, lo que hará por fin entender a muchos que el internet permite llegar a cualquier persona que esté en línea.
- La tecnología y la gobernanza contra el virus ha resultado ser la mejor herramienta. Ello se evidencia en Taiwán y Corea del Sur.
En el primero de estos dos países, que para la fecha de escritura de esta columna contaba con 235 casos de infectados según el mapa de Johns Hopkins University, ha hecho uso de aplicaciones, plataformas, redes sociales y procesamiento de datos, para generar información útil para las personas y el gobierno. Se trata de sistemas Bottom-Up en el que el individuo reporta lugares de contagio, actividades riesgosas-como ir al banco o utilizar un sanitario público-, lugares de abastecimiento de medicinas y víveres. Esta información es usada por el gobierno para advertir a sus ciudadanos y tomar acciones.
El segundo ejemplo, Corea del Sur, es el país que más pruebas de contagio ha hecho en la población, llegando a dar resultados en tan solo 15 minutos. Incluso, a diferencia de países como Colombia, no ha declarado cuarentenas ni encierros masivos. Gracias a aplicaciones móviles con georreferenciación, además de preguntar a sus ciudadanos por sus síntomas, mantiene en aislamiento a aquellos que resultan contagiados, lo que incide en el control de la propagación del virus.
En últimas, la tecnología ha hecho que la vida de las personas en estos dos estados pueda ser más llevadera durante la pandemia y no haya tantos contagios, aun estando al lado del China, el lugar donde se originó el virus.
El orden liberal
¿Qué tienen en común Corea y Taiwán? Son países que han encontrado en la democracia y las libertades individual y de mercado la eclosión como gigantes y la fórmula para alcanzar el bienestar. Son países democráticos y capitalistas, que siempre aparecen en los primeros puestos de distintos rankings internacionales. Por lo anterior, el segundo argumento de por qué hay que mantener el capitalismo en el post COVID-19 es que el orden liberal hay que acentuarlo y seguir promoviéndolo.
Para evidenciar la relación entre democracia, libertad económica y bienestar, hice un cruce de variables con la más reciente información disponible.
Para ello, diseñé un indicador compuesto por del Índice de Libertad Económica de la Heritage Foundation y del Índice de Democracia de la Unidad de Inteligencia de The Economist, y lo crucé con el Índice de Desarrollo Humano. En total usé información de 156 países.
Lo que encontré es que ambos indicadores están correlacionados. Aquí no quiero entrar en la discusión de qué causa qué, ni tampoco qué mide cada indicador (basta con googlearlo). Lo que quiero mostrar es que la democracia liberal y la libertad de mercado son deseables si queremos seguir en esa senda de progreso, bienestar y avances tecnológicos.
No obstante, el gobierno del Partido Comunista Chino (PPC) ha emergido como un antagonista del ideario liberal. Fue este gobierno el que calló las voces de médicos que querían alertar sobre la aparición de un nuevo virus en Wuhan, como es el caso conocido del Dr. Li Wenliang. El PPC ha reconocido su falta de eficiencia -o mejor, negligencia- para controlar el virus en sus primeras etapas, lo que ocasionó su expansión por el mundo. Es acertado el término del “Chernobyl Chino”.
Luego, el punto es que individuos y estados deben continuar la senda al capitalismo de libre mercado y la democracia liberal. Tal vez, y ante la ineficacia de las sanciones internacionales, hacer uso de las redes transnacionales, en el sentido de Margaret E. Keck y Kathryn Sikkink, para motivar cambios en el interior de los estados por medio de la presión internacional y su relación con colectivos internos.
China aparece en los últimos lugares del Índice de Democracia, no es libre y su desarrollo humano está por debajo, incluso, del de Colombia. La dependencia hacia este país nos ha hecho vulnerables, no solo en lo económico; la falta de transparencia de su gobierno autoritario también es una amenaza para el bienestar global.
Para contener amenazas como el COVID-19, es necesario que haya participación ciudadana, procesos de accountability y advocacy, y no que el individuo tema por represarías.
En conclusión, muchos ven a la pandemia del 2020 como el origen de un cambio en el sistema internacional. Mi interpretación es diferente. Hace 100 años no teníamos un evento con estas magnitudes, sabemos que estos son momentos pasajeros de la historia que no nos deben asustar. La mente humana está diseñada para ver más los hitos negativos que los positivos. Vemos más los casos de guerra que de cooperación. Así haya quienes dicen que el Estado sale fortalecido y que las libertades serán coaccionadas, el ideario liberal seguirá emergiendo como el que mejor le ha funcionado a la humanidad.