16 de marzo de 2020
La Península de Crimea: ¿un territorio invadido, anexionado o reunificado?
Basado en su experiencia in situ, Francisco Daniel Trejos, Asistente de investigación de FIGRI, comparte su análisis sobre la anexión de Crimea por parte de Rusia.
Estudiante de cuarto semestre de la Maestría en Asuntos Internacionales. Asistente de investigación de FIGRI
@daniel2trejos | francisco.trejos@uexternado.edu.co
La actual Federación de Rusia, sucesora no solo de la Unión Soviética sino del basto Imperio Ruso, conserva una de sus más importantes objetivos en su política exterior: mantener su centro alejado de posibles invasores.
Un ejemplo claro de lo anterior fue la anexión de la Península de Crimea de 2014 que, entre otras cosas, cambió las fronteras de Europa.
Este hito histórico, poco común en la política internacional luego de la Segunda Guerra Mundial, representó para occidente un comportamiento agresivo, en contra de la reglamentación internacional. No obstante, para los rusos fue un acierto de su presidente, Vladimir Putin.
Tuve la oportunidad de viajar hasta aquella región en diciembre de 2019. Hablé con diferentes personas, visité museos, tomé fotografías e hice preguntas. Aunque este ejercicio no produjo una muestra representativa que permita establecer tendencias, sí me ofreció una impresión de primera mano.
A continuación, quiero aprovechar este espacio para compartir cuatro conclusiones de lo que observé in situ.
La importancia de la nacionalidad
El espacio postsoviético se caracteriza por su diversidad de culturas. Luego de la caída de la Unión Soviética, los sentimientos nacionalistas emergieron. Es normal que cuando se hable con un habitante de estos países, este se identifique como ruso, uzbeco, kazajo, bielorruso, armenio, etc.
En consecuencia, identifiqué que el que los crimeos estén o no de acuerdo con la anexión depende en gran parte de su nacionalidad, siendo los ucranianos los más inconformes. En contraste, los rusos, una mayoría que ronda el 70% de la población, ven a la anexión como la salvación al caos que vivió y aún vive la dividida Ucrania. En últimas, el hecho de haber vivido en tres países diferentes para muchos parece no importar.
La poca efectividad de las sanciones internacionales
Es evidente que son los ciudadanos de a pie quienes más sufren las sanciones impuestas al país, pero la economía de mercado, defectuosa pero presente, ofrece soluciones.
La palabra sanktsiya (sanciones) es común en el día a día. Pero algo curioso es que, al caminar por las calles de Simferópol y Sebastopol, aparecen locales como Crimean Fried Chicken o Starducks.
El punto es que las acciones emprendidas por occidente no han conseguido los resultados esperados. Luego de cinco años, la región sigue bajo soberanía de Rusia.
Los lazos históricos son difíciles de romper
Los rusos son amantes de su historia, la conocen muy bien. En la península de Crimea existen vestigios de griegos, romanos, bizantinos, tártaros y otomanos. Un taxista decía: “la importancia de Crimea es que quien la posea tendrá el control del Mar Negro”, lo cual es cierto.
No es gratis que en ella se hayan librado importantes guerras: la Ruso-Turca de finales del siglo XVIII, la de Crimea en contra de Francia e Inglaterra, la Segunda Ruso-Turca de 1877, el Sitio de Sebastopol en la Segunda Guerra Mundial, entre otros.
Yalta, una ciudad con una inmensa infraestructura turística, fue el lugar en 1945 de la Conferencia entre los líderes de los Países Aliados, quienes negociaron allí parte de su motín luego de derrotar a Alemania.
Si las fronteras separan los territorios de un grupo y otro, ¿cómo dividir a quienes en su mayoría sentían una fuerte conexión con un Estado del que dejaron de ser parte en un pestañeo?
Infraestructura como medio para satisfacer a la población
“Rusia ha hecho en cinco años lo que Ucrania nunca hizo”, se oye en Crimea. Rusia está invirtiendo en vías, andenes, servicios públicos, conectó la península con el continente por medio del puente más largo de Europa –19 kilómetros de vía para carros y trenes- y modernizó el aeropuerto. El sector privado hace lo propio en infraestructura hotelera. Esta política parece indicar que la infraestructura es clave para mantener la autoridad en Crimea.
En suma, las fronteras del espacio postsoviético cambiaron en 2014. Hubo quienes incluso hablaban del momento más tensionante luego de la caída de la Unión Soviética.
Para los que se oponen, este acontecimiento será una invasión; los expertos en derechos internacional se referirán a él como una “anexión”; para la mayoría de crimeos y el gobierno ruso parece ser reunificación. Todo depende del lente con el que se mire. Lo cierto es que esta realidad parece inamovible en el corto plazo.