24 de febrero de 2023

Ucrania, primer año

En su gira por Londres, París y Munich en la primera semaña de febrero de 2023, el presidente ucraniano Volodomir Zelenski le recalcó a la dirigencia europea más apoyo para ganar la “guerra entre David y Goliat”.


Pío García

Doctor en filosofía y especialista en el pensamiento y la geopolítica de Asia.

Profesor e Investigador de la Escuela de Relaciones Internacionales – FIGRI

pio.garcia@uexternado.edu.co


El símil bíblico fue de honda resonancia, el presidente fue ovacionado y se le prometió acelerar el envío de más armas. En seguida, Estados Unidos anunció un nuevo aporte de 30 mil millones de dólares. Los nuevos equipos se suman a los sofisticados tanques Leopard alemanes, challenger 2 británicos y Leclerc franceses, más los vehículos blindados de combate AMX 10 CR, también franceses, en camino para ese momento. Con esos equipos, aparte del poder atómico ruso, la capacidad convencional de destrucción parece menos asimétrica. Por lo tanto, la metáfora de David y su honda contra el gigante sería menos verosímil que la de dos ejércitos en una contienda más bien emblemática, porque opera por interpuesta persona. La guerra terminó por enfrentar a Rusia contra la Estados Unidos y Europa -aliados en la OTAN- en suelo ucraniano, con las armas más sofisticadas de los aliados, pero con muertos eslavos. Situación típica de una guerra proxy. Ello da una pista para conjeturar sobre su desenlace remoto.

En su primer año, el resultado de esta nueva guerra ha sido aterrador. Más de 320 mil vidas cegadas por el fuego enemigo y el hambre, según Naciones Unidas. Ucrania está destruida y despoblada, y Rusia sumida en una profunda crisis social. Con la excepción de Turquía -ahora ocupada en su propia reconstrucción- y el papel esporádico de la ONU, los países en la trasescena, en vez de ofrecer soluciones, activan el fuego con más pertrechos. Una negociación especial dirigida por Naciones Unidas tendría que haber tomado las riendas del conflicto desde el primer momento. Esto no fue posible, simplemente porque no es del interés de la OTAN, en tanto que no es la paz sino el control del espacio europeo y el cercamiento del centenario rival lo que más le importa.

Más allá del choque cruento de las tropas y las descargas incendiarias, la guerra es también una lucha de narrativas. La predominante impone una “línea correcta”. En el esfuerzo de objetividad, aparecen algunos pronunciamientos, entre los cuales hay asomo de una autocrítica europea; pero, es necesario ahondar aún más para tratar de develar los planes no menos delirantes que los albergados en la cabeza del exdirector de la KGB. La banca y el complejo militar-industrial del G7 también tienen su pecaditos. Es que la guerra expone, sin duda, la voluntad de poder; pero, al mismo tiempo es un gran negocio que prospera a merced de los grandes conflictos.

El fuego en terreno ucraniano preconiza las guerras pavorosas del presente siglo, con tecnología de punta y una pugnacidad que irradia los destellos de la hecambe mundial. Es una lucha que pone en acción, como nunca antes, las capacidades digitales.

A principios del 2022, en su acervo convencional Ucrania operaba 850 tanques y mantenía en reserva 1100, otros tantos vehículos de combate de infantería, tubos de artillería y 350 lanzamisiles. El arsenal ruso triplicaba o cuadriplicaba esos equipos ucranianos (Kempf, 2023). Con el paso de los meses, sin embargo, los instrumentos para alimentar el combate aumentaron y se sofisticaron prolongándolo en una progresión incierta. Los tanques Leopard tienen un alcance de 500 kms, una velocidad de 68 km/h, un cañón de 120 mm y dos ametralladoras coaxiales. Es el tanque que más solicitan los países europeos. Otro grupo de armas son los misiles, causantes de las imágenes más sangrientas de la guerra. Los devastadores misiles crucero rusos Kalibr son respondidos por los cohetes inteligentes facilitados por Estados Unidos. Aún más depurado y novedoso es el uso de drones, aviones y helicópteros y las bombas guiadas por satélites, también otorgadas por Estados Unidos. Se calcula que cada mes caen 500 drones en uno y otro lado del campo de batalla. Definitivamente es una guerra con destrucción en tierra, pero primero operada en el ciberespacio. También es éste el campo de la contienda en las narrativas.

1. El costo de una respuesta desesperada

Cuando Vladimir Putin finalmente lanzó sus tropas sobre Ucrania en febrero de 2022, debió considerar que era el momento más oportuno, cuando el invierno empezaría a ceder en su rigor y facilitar el desplazamiento de sus hombres en las ciudades ocupadas, pero con temperaturas tan bajas a la vez como para que Europa se viera impedida de cancelar la importación del gas y el petróleo siberianos. Tal vez en su mente y en la discusión de su círculo íntimo el diseño militar pudo ser el de una guerra relámpago que forzaría el compromiso de Zelenski de renunciar por siempre a la aspiración de entrar en la OTAN y asunto arreglado. En efecto, el 27 de febrero, el presidente ucraniano manifestó su voluntad de negociar la paz con Rusia y se propusieron Varsovia o Minsk como sedes del diálogo (Hodge, 2022). Pero, enseguida la ocupación se complicó. La descarga aérea puso fuera de control la aviación del ocupado, y el ejército y las fuerzas paramilitares muy preparadas empezaron a ejercer inusitada resistencia.

Para un hombre curtido en las lides del espionaje y las operaciones turbias el desprestigio al que lo ha expuesto la prensa mundial es lo de menos. Sin embargo, el costo político, militar y económico para su país, todavía incalculable, será considerado en el futuro como el fruto de su arrogancia y su torpeza. De hecho, el resultado para Vladimir Putin es por completo el opuesto al esperado: en vez de alejar las tropas, tanques, bombarderos y misiles de las fronteras rusas ahora los tiene más cerca que nunca. El cerrojo sobre el remanente de la Unión Soviética ahora aprieta en toda Europa oriental con plena disponibilidad de bombarderos, tanques, drones y misiles que apuntan a los objetivos rusos noche y día.

En el plano económico, la mina de oro que significaba la provisión energética a Europa y agroinsumos y granos al mundo se vino a pique. El gran colaborador alemán de tres décadas desde la implosión soviética ahora se alza arrogante en contra de su socio comercial. Y así, toda la Unión Europea.

2. Resentimientos y protagonistas tras bambalinas

En septiembre de 2022, Mihail Gorbachov fue sepultado sin honores. La belicocidad de Putin contrasta con la anhelada de alianza con Europa occidental de aquel y como reacción a esa ilusión. El difunto líder, presa del adoctrinamiento extranjero creyó que con el ingreso de un hijo tan poderoso a la Madre Europa, la madona correría a reequilibrar el poder mundial. Bajo premisas realistas, una Europa renacida, a la vanguardia de los derechos y la riqueza global, sería capaz de ponerle límites al exagerado poder estadounidense; pero la fe ciega del dirigente ruso resultó de una ingenuidad y un idealismo crasos, porque la dama abrazó con más ahinco que nunca el recetario global del Consenso de Washington y el control militar del Pentágono, sepultando las maravillas del estado de bienestar que era su gran legado de posguerra y con el que la ilusa Rusia coqueteaba con ardor.

Cada traspié ruso es celebrado al otro lado del Atlántico con fruición y desempacho. Sobresalen las fechas siguientes:

  • 1991. La élite soviética procapitalista y proeuropea acepta desintegrar la Unión, a cambio de su vinculación a esa esfera capitalista, empezando por la asociación completa con Europa. Cree que la OTAN se convertiría en una alianza redundante, y sería desmantelada.
  • 1997. Con la OTAN todavía viva, Rusia pacta no instalar nueva infraestructura militar permanente en el Este.
  • 1999. El anterior acuerdo no se cumple. Por insistencia de Estados Unidos, la Alianza se amplía a Hungría, Polonia y República Checa. La OTAN ataca a Serbia, sin el aval de las Naciones Unidas, para saltarse el voto de Rusia en el Consejo de Seguridad. Un espacio importante de aliados rusos es neutralizado.
  • 2001. Putin dispuesto a colaborar con los europeos acepta las bases militares de Estados Unidos en Asia Central y no interfiere en la invasión a Afganistán.
  • 2004. El mismo George Bush Jr, con quien Putin había departido en Texas, anuncia el retiro de Estados Unidos del Tratado antimisiles balísticos de 1972.
    Ucrania se divide entre los partidarios de sostener la relación con Rusia y los adeptos a la Unión Europea.
  • 2008. Washington propone ingresar a Georgia y Ucrania a la OTAN y reconocer a Kosovo, contra los intereses de Serbia y Rusia. En respuesta, el Kremlin acepta la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, provincias georgianas prorrusas y envía tropas de apoyo.
  • 2010. Víctor Yanukovich se impone en las elecciones de Ucrania contra la “oligarquía” y guarda relación especial con Moscú.
  • 2011. Empieza la construcción del gasoducto Nord Stream 2.
  • 2013. Yanukovich es depuesto, Rusia denuncia el golpe de Estado y brinda apoyo a la región de Dombás, contra la que arremete el nuevo gobierno proestadounidense [1].
    Barak Obama declara que Estados Unidos produce ahora más gas natural que nunca antes, gracias a la técnica del fracking.
  • 2013/2014. Se firman los dos acuerdos de Minsk para el cese el fuego y la protección de la población prorrusa de Donetsk y Luhansk. No los cumple el gobierno ucraniano e intensifica los ataques con el apoyo del extremista partido Pravyi Sektor (Sector Derecho) [2] y la fanática milicia Azov participante en el levantamiento Euromaidán en 2014, para imponer el régimen antirruso [3].
  • 2015. Apertura del Centro Internacional de Mantenimiento de la Paz y la Seguridad, al oeste de Ucrania, en la frontera con Polonia [4], una base militar dirigida por Estados Unidos.
  • 2018. Acuerdo de cooperación en energía para ampliar las exportaciones de gas licuado natural de Estados Unidos a Europa.
  • 2019. Estados Unidos se retira del tratado de Fuerzas Nucleares Intermedias, sin reacción europea.
  • 2020 Volodimir Zelenski convierte a Ucrania en “socio beneficiario” de la OTAN.
  • 2021. Junio. Encuentro Putin-Biden en Ginebra.
    Septiembre. Antony Blinken, secretario de Estado, anuncia que Estados Unidos apoya el ingreso de Ucrania a la OTAN.
    La Unión Europea rechaza un encuentro con Putin.
    Concluye la construcción del Nord Stream 2, paralelo al Nord Stream 1, entre Rusia y Alemania, a través del mar Báltico, a un costo de 10 mil millones de euros. La capacidad de envío se eleva a 110 mil millones de metros cúbicos anuales (25 % de las necesidades europeas).
  • 2022. Enero. Encuentros Rusia-EEUU, Rusia-OTAN, reunión de OSCE .
    Febrero. Invasión rusa a Ucrania.

Sale a relucir el movimiento, no tan oculto pero poco tenido en cuenta en los análisis actuales de esta guerra, de Estados Unidos tras bambalinas. Todo indica que Washington no quedó satisfecho nunca con la rendición de su rival en 1989, y parece dispuesto a imprimirle el castigo magno por sus veleidades comunistas en el pasado, al punto de empeñarse en convertirlo en un Estado fallido. Nada más ni menos que llevarlo a la misma condición de un Afganistán, un Iraq o una Libia, desolados por la osadía de desafiar en algún momento las reglas del control militar global de la Casa Blanca.

Las sanciones van en contravía de la publicitada globalización y pretenden ahogar totalmente a Rusia. Además, Estados Unidos amenazó con represalias a los países y empresas que adelanten negocios con el país vetado. Confiscó las cuentas de empresas y las cuentas individuales de los magnates rusos; lo mismo hizo Inglaterra con el capital ruso guardado en sus bancos. La guerra pasó del resplandor de los bombardeos a la eliminación de un gran socio comercial mundial; entre tanto, el movimiento en las bolsas presentaba otros indicadores de sumo interés.

Mientras se cerraban las válvulas de los hidrocarburos rusos hacia Europa, las exportaciones de gas liquado natural de Estados Unidos se disparaban. De los dos mil millones de metros cúbicos enviados en 2018 se pasó en 2022 a 15 mil millones y se proyectan exportaciones de 30 mil millones de metros cúbicos al 2030 (Patel, 2022), plan de producción y ventas que implica fortunas para Cheniere Energy, EQT Corporation y Kinder Morgan, las más poderosas en su ramo. Las ganancias del sector de energía en la Bolsa de Nueva York registraron incrementos del 60 % (Munyi, 2022).

A la par de la agitada labor con las bombas extractoras del gas se eleva el movimiento de la industria militar. Allí, Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman, General Dynamics, Raytheon Technologies y Leidos Holdings atienden pedidos inesperados de bombarderos, misiles, helicópteros, dispositivos nucleares, acorazados y equipos electrónicos de uso militar. El gasto estadounidense en defensa sobrepasó los 800 mil millones de dólares en 2022. Recién iniciada la conflagración el valor de las acciones de la industria militar aumentó en más de 10 % (Kabir, 2022).

En este juego soterrado es fácil advertir la forma como fue tejido el ardid y cómo el ejercicio del poder hegemónico estadounidense logró atrapar a uno de sus más acérrimos rivales en confrontación en la sacrificada Ucrania. Como dice el adagio africano, “cuando los elefantes se pelean el pasto es el perdedor”. Queda bastante en evidencia que Estados Unidos y Europa, en vez de cooperar para construir un mundo de entendimiento y solidaridad, se aferran a la producción de enemigos contra los cuales debe desencadenar su fuego vengador. Y la respuesta de ese enemigo se da en la misma lógica belicista. De una Rusia llevada por un Putin militarista no cabe esperar sino continuos golpes autodestructivos.

3. El papel de la comunidad internacional

A la comunidad internacional la forma un conjunto heteróclito de países, movimientos sociales, ONG, empresas y diversos grupos de interés. Estas entidades han mostrado algún grado de preocupación por la guerra, aunque su posición en unos casos es ambigua y en otros inaceptable por su alineamiento automático con el poder hegemónico.

En la periferia inmediata, las acciones europeas son desconcertante y reprobables. No le bastó a Europa ser el escenario de las dos guerras mundiales sino que de forma deliberada crea las condiciones para una tercera conflagración. ¿Qué fue de Europa cuando Gorbachov propuso una relación especial que le permitía autonomía frente al diseño estratégico global de Estados Unidos? En vez de negociar un acuerdo de cooperación con Rusia y hacer realidad el colchón de seguridad que reclamaba Moscú a lo largo de su frontera, muy solícita emprendió la expansión de la Unión y de la OTAN, con la intención de cercar aún más el viejo monstruo comunista.

¿Dónde estaban los mandatarios europeos cuando en 2014 empezó la formación de grupos paramilitares en Ucrania y la arremetida violenta de ese gobierno contra las provincias prorrusas? Estaban ocupados en los trámites para expandir la OTAN en una operación preventiva contra la posible expansión rusa. Todavía, en 2021, cuando Putin propuso negociar en el plano de seguridad, le fue cerrada la puerta. Y ahora cuando el infierno se hizo realidad, hasta los intelectuales sensatos del pasado encubren sus impedimentos morales para abogar por la remilitarización alemana y el envío de equipo y soldados camuflados a Ucrania, incluido el apoyo a sus fuerzas neonazis, sin llegar a sobrepasar el imaginario límite de provocar el uso de las bombas atómicas tácticas por parte del Kremlin, porque ahí se armaría el Armaguedón [5]. Claro que quedan voces sensatas y lúcidas en la estela intelectual, como la de Boaventura Santos al puntualizar que “debido a que Europa no ha sido capaz de hacer frente a las causas de la crisis, está condenada a hacer frente a sus consecuencias” [6].

En vez de contribuir con sus capacidades institucionales, humanas y tecnológicas a la reconfiguración de un orden mundial de respeto entre las naciones, de salvaguarda de los derechos humanos y de acción mancomunada contra la crisis ambiental causada por los combustibles fósiles, con la extensión de la OTAN Europa aviva el chovinismo, el racismo, el militarismo y la guerra económica y cultural. El pronóstico del arquitecto de la contención de la Unión Soviética, George Kennan, en 1999, se cumple de modo inexorable: “la ampliación de la OTAN sería el error más grande de la política estadounidense desde el fin de la Guerra Fría. Podemos esperar que esta decisión reactive las tendencias nacionalistas, anti-occidentales y militaristas de la opinión pública rusa, que renueve una atmósfera de Guerra Fría …” (Teurtrie, 2022, 24).

Los movimientos sociales del pasado permanecen perplejos. Son movimientos esporádicos y emotivos, sin capacidad de repudiar de manera consistente los vejámenes y la destrucción de los pueblos inermes. No hubo grandes manifestaciones contra la destrucción de Afganistán, Iraq o Siria y un silencio cómplice se sostiene en el aire frente al expansionismo israelí y la destrucción sistemática de Palestina durante más de siete décadas.

África se abstiene de tomar partido, porque tiene fresca la humillación de la esclavitud y la repartición colonial de su territorio por los europeos. En Asia, aquellos pueblos también colonizados aprovechan la guerra europea para reafirmar su bien construida convicción de salvaguardar las autonomías nacionales y los principios de la coexistencia pacífica, si el mundo desea alejarse de la hecatombe. Por este motivo, sus dos potencias mayores, China e India, si bien condenan la ocupación, se abstienen de imponerle sanciones a Rusia. Abogan por las relaciones comerciales mundiales abiertas a todos y la solución pacífica del conflicto con un papel protagónico de las Naciones Unidas.

Es interesante la actitud del “hombre enfermo de Asia”, calificativo dado por la Inglaterra imperial a China en el siglo XIX para justificar las guerras del opio y la rendición de su gobierno. A siglo y medio del oprobio y después de que el trabajo chino afianzó la globalización capitalista, ahora surge como un estorbo del cual es preciso desahacerse. No otra cosa es la conjura de Estados Unidos desde 2010 para hostigar al competidor emergente en el campo militar conquistando los favores de Japón, India y Australia, mediante el acuerdo Quad. Asimismo, con los socios del G 7, que se reunieron en Carbis Bay -Inglaterra-, en junio de 2021, no para encaminar un plan universal de recuperación pospandemia sino para acordar las provocaciones a China y paralizar su ascenso a gran potencia [7].

Conclusiones

La tragedia de la guerra más reciente se dio en terreno ucraniano, una desgracia más para un pueblo castigado por la animadversión entre sus poderosos vecinos. Dada la cantidad y sofisticación tecnológica del armamento entre los contendores, es probable que las ofensivas y contraofensivas y avances y retrocesos enquisten por años un enfrentamiento que se pudo detener a tiempo. Faltó el protagonismo de la ONU y, sobre todo, altura por parte de Europa. Conmovida por el Brexit, no tuvo el liderazgo necesario para pautar la coexistencia pacífica con Rusia, lo cual hubiera implicado detener la marcha de la OTAN hacia el norte y el oriente, según la estrategia estadounidense.

Es probable que el impacto de la destrucción sobre la opinión pública incentive los movimentos a favor de las negociaciones. Como el mismo Macrón lo ha reconocido: “Rusia no debe ser aplastada”, afirmó. La negociación entre la OTAN, Rusia y Ucrania en forma directa es el escenario favorable, dado que la mediación turca se ve agotada y el Secretario de la ONU es inerme.

Las negociaciones darían dar lugar a mutuas concesiones. Las provincias ucranianas ocupadas de Donestk y Dombás tendrían que ser evacuadas, a cambio de un estatus especial dentro del Estado ucraniano, que proteja la población prorrusa de los ataques en su contra por parte los fanáticos neonazis. El ingreso de Ucrania a la OTAN resultaría pospuesto, a cambio de la garantía de su seguridad, sin agresiones, por parte de Rusia.

En el orden económico, el levantamiento de las sanciones podría cimentar el retorno de Rusia al acuerdo Nuevo START, que desde 2010, convino con Estados Unidos, para limitar el arsenal atómico atómico de ambos países. A su vez, la comunidad internacional y por intermedio de la ONU establecería el programa de reconstrucción de toda el área destruída.

Es deber de la comunidad mundial de repudiar los atropellos de toda índole y el uso de la fuerza. Un orden global será posible solo cuando Estados Unidos y sus aliados reconozcan que no pueden someter a todos los pueblos bajo su paraguas militar. Solo Estados Unidos cuenta con 800 bases en todo el mundo. ¿Con qué finalidad? ¿Bajo qué mandato? No, solo por su vocación imperialista. La alternativa a tal desorden requiere el empoderamiento de la ONU y la autonomía de las organizaciones regionales, en todas las áreas, incluidas la económica y estratégica.

Claro está que un país empeñado en la paz doméstica y el respeto de la autodeterminación de los pueblos, como Colombia, puede perfectamente condenar la invasión a Ucrania. Ello no implica en la lógica dualista del amigo y el enemigo. Al contrario, la lógica de la cooperación construye la coexistencia pacífica promoviendo y negociando con el otro.

Referencias

  • Baud, J. (marzo de 2022). La situation militaire en Ukraine. Obtenido de
    https://cf2r.org/documentation/la-situation-militaire-en-ukraine/
  • de Currea-Lugo, V. (14 de mayo de 2022). Ucrania: “No sabemos quiénes van a
    morir antes de que todo esto termine”. Obtenido de https://viva.org.co/cajavirtual/svc0777/articulo05.html
  • G 7. (13 de june de 2021). Carbis Bay G7 Summit Communiqué. Obtenido de
    https://www.g7uk.org/wp-content/uploads/2021/06/Carbis-Bay-G7-Summit-Communique-PDF-430KB-25-pages-3-1.pdf
  • Habermas, J. (7 de mayo de 2022). Hasta dónde apoyamos a Ucrania. Obtenido
    de https://elpais.com/ideas/2022-05-07/hasta-donde-apoyamos-a-ucrania-habermas-el-gran-intelectual-aborda-el-dilema-de-europa.html
  • Hodge, N. (27 de febrero de 2022). Russian delegation arrives in Belarus for
    Potential talks, state media reports. Obtenido de https://edition.cnn.com/europe/live-news/ukraine-russia-news-02-27-22/h_9ffa23d19f5bde298a75a3e2be13e13d
  • Kabir, U. (5 de marzo de 2022). 10 Defense Stocks to Buy As Geopolitical
    Tensions Rise. Obtenido de https://finance.yahoo.com/news/10-defense-stocks-buy-geopolitical-200738515.html
    Kempf, O. (febrero de 2023). El estruendo de las armas, a prueba de las reservas. Le Monde Monde Diplomatique. Edición Colombia, págs. 20-21.
  • Munyi, C. (14 de abril de 2022). Top Oil and Gas Stocks for Q2 2022. Obtenido de
    https://www.investopedia.com/investing/oil-stocks/
  • Patel, S. (30 de marzo de 2022). U.S. Agrees to Ramp Up LNG Exports to Europe,
    Actively Reduce Natural Gas Demand. Obtenido de https://www.powermag.com/u-s-agrees-to-ramp-up-lng-exports-to-europe-actively-reduce-natural-gas-demand/
  • Santos, B. (9 de marzo de 2022). Por una autocrítica de Europa. Obtenido de
    https://blogs.publico.es/espejos-extranos/2022/03/09/por-una-autocritica-de-europa/
  • Teurtrie, D. (febrero de 2022). Ucrania, ¿por qué la crisis? Le Monde
    Diplomatique. El Dipló, págs. 24-25.
  • UNAC. United National Antiwar Coalition, U. U. (23 de marzo de 2022). Ukraine:
    U.S. Out Now! Remains Our Anti-Imperialist Antiwar Credo. Obtenido de https://unac.notowar.net/2022/03/23/ukraine-u-s-out-now-remains-our-anti-imperialist-antiwar-credo/

Notas

[1] Natalie Jeresko, estadounidense y diplomática y a quien enseguida se le dio ciudadanía ucraniana fue nombrada ministra de finanzas. El hijo de Joe Biden tomó puesto en el directorio de la compañía de gas natural más grande de Ucrania con un salario mensual de 50.000 dólares (UNAC, 2022).

[2] “responsable de la muerte de alrededor de 40 personas en Odessa, en un incendio ocurrido en mayo de 2014” (de Currea-Lugo, 2022).

[3] Su “emblema recuerda a la 2ª División Panzer de las SS del Reich, venerada en Ucrania por haber liberado Kharkov de los soviéticos en 1943, antes de llevar a cabo la masacre de Oradour-sur-Glane en 1944 en Francia” (Baud, 2022).

[4] Se trata de un lugar de recepción de combatientes extranjeros neonazis y de entrenamiento de las fuerzas regulares e irregulares ucranianas (UNAC, 2022).

[5] Es J. Habermas quien propone “un apoyo militar autolimitado que no traspase la línea roja de lo que el derecho internacional define como una entrada en guerra”, resolviendo de ese modo el cuestionamiento ético de si “¿Apostar por una victoria militar de Ucrania sin tomar las armas uno mismo no es acaso un autoengaño piadoso?” (Habermas, 2022).

[6] Y agregó el pensador portugués: El polvo de la tragedia está lejos de haberse asentado, pero, aun así, nos vemos obligados a concluir que los líderes europeos no estaban ni están a la altura de la situación que estamos viviendo. Pasarán a la historia como los líderes más mediocres que Europa ha tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial.” (Santos, 2022)

[7] Así quedó registrado en el comunicado final: “With regard to China, and competition in the global economy, we will continue to consult on collective approaches to challenging non-market policies and practices which undermine the fair and transparent operation of the global economy” (G7, 2021, 19).


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