29 de enero de 2021
Una carrera contra el tiempo: desafíos y oportunidades de las vacunas contra la COVID-19
En la búsqueda de la inmunidad contra la COVID-19 no todos ganarán por igual; de hecho, habrá países que perderán mucho.
Manuel Alejandro Rayrán Cortés
Docente de relaciones internacionales de FIGRI – Magister en Ciencias Políticas orientadas a las relaciones internacionales con especialidad en Diplomacia y Resolución de Conflictos de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica.
@AlejandroRayran | manuel.rayran@uexternado.edu.co
La propagación del Síndrome Respiratorio Agudo Severo 2 (SARS-CoV-2) y sus efectos han alimentado las turbulencias políticas y económicas que desde hace años se presentaban en la vida internacional.
Entre estas, se pueden mencionar: la profundización de las inequidades socioeconómicas y sanitarias dentro de los países, que conducen a un nuevo ciclo vicioso que atenta contra la seguridad humana, y el aumento en la desigualdad de calidad de vida entre las naciones desarrolladas, en vía de desarrollo y las pobres.
La pandemia, en ese sentido, hizo que la conquista de la vacuna contra la COVID-19 se convirtiera en un valor de interés estratégico.
Para los países desarrollados, la competencia se dirige en dos caminos: el primero, que sus empresas sean las pioneras en concebir el inmunizante, lo que les permitiría al Estado aumentar su influencia en la agenda pública internacional y a las empresas amasar una buena fortuna; el segundo, reactivar su economía lo más pronto posible y así ganarles cierta ventaja a sus pares.
Es importante tener en cuenta que en esta clasificación también entran los países que, si bien no crearán la vacuna, sí podrán acaparar las mismas gracias a su capacidad económica, lo que les permitirá tener un cierto margen de acción.
En relación con los países en vía de desarrollo, estos tienen claro que no serán los precursores de la solución; no obstante, saben que pueden jugar un papel fundamental en la medida que desarrollen una vacuna más económica para los países de menos ingresos.
Por último, los países pobres o con poca inversión en ciencia, educación y salud serán los más afectados, pues no solo serán los últimos en recibir la vacuna para salvarle la vida a sus ciudadanos, sino también los impactos socioeconómicos serán de mayor gravedad, por lo que les costará años recobrar lo que habían ganado hasta 2020.
Los grandes, ganadores
El anterior juego —entre político y económico— se materializa, por ejemplo, en que Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, China y Rusia sean los países que llevan la delantera con la creación de la vacuna.
De igual manera, las ganancias de las compañías estadounidenses y europeas que fabrican el inmunizante llegarán durante 2020, 2021 y 2022 a ser de 48.000 millones de dólares, de acuerdo con el portal de Bloomberg.
Además, es de resaltar que las empresas biotecnológicas, tales como Moderna (Estados Unidos), CureVac (Alemania) y Biontech (Alemania) pasarán de tener unas ganancias de 179 millones de dólares en 2019 a sumar ingresos por 24.052 millones de dólares en los siguientes dos años.
A lo anterior se suma el evidente acaparamiento de vacunas, pues tan solo diez países concentran el 95% del total de estas, a saber: Estados Unidos, Canadá, Rusia, Italia, España, Reino Unido, Alemania, China, Emiratos Árabes Unidos e Israel.
Los nuevos ganadores y los perdedores de siempre
Los países en vía de desarrollo —tales como India, Turquía, Tailandia, Egipto e Indonesia— tienen sus propios progresos en las vacunas y están en etapa de prueba.
En el caso que estas sean efectivas, estos países tendrían la oportunidad de mantener su presencia en las dinámicas internacionales y ganar mercados en los países menos desarrollados.
Ahora bien, en relación con estos últimos, es claro que su situación es más compleja y su futuro menos prometedor, pues deberán esperar a que el mecanismo Covax les pueda suministrar la vacuna.
Esta espera podrá tener como consecuencia una mayor prolongación de su crisis económica, por lo que deberán aumentar su dependencia con los bancos internacionales y con otros países para que les presten dinero y así apaciguar los daños que trajo la COVID-19.
La política y la economía siguen siendo “inmunes”
En suma, si bien la propagación del virus se convirtió en un asunto público y de interés para todos los países; lo cierto es que la vacuna, por el contrario, será abordada con un enfoque de mercado y con fines políticos.
Habrá Estados que logren mantener y perpetuar su relación de dependencia con otras naciones, como se evidencia en la imagen 1 la cual demuestra con claridad los países que tienen más dosis de vacunas acumuladas por cada 100 personas.
Lo cierto es que, si bien la vacuna debería de tratarse con un enfoque de cooperación y solidaridad —bajo el supuesto de que los humanos tenemos una capacidad de razonar y de ser conscientes para hacer un mejor planeta para todos—, lamentablemente prevalecerá la competencia entre potencias y las relaciones de dependencia y de dominio.
Imagen 1
Fuente: Datos oficiales de la página web “Our world in Data”
Referencias
- Cinco días. (27 de novimebre de 2020). Los faricantes de vacunas de covid: un negocio de miles de millones. Recuperado de: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2020/11/26/companias/1606411859_470807.html
- Our World in data. (22 de enero de 2021). Coronavirus (COVID-19) Vaccinations. Recuperado el 22 de enero de 2021 de: https://ourworldindata.org/covid-vaccinations
- Paton, J. (25 de agosto de 2020). Some countries don’t want to wait for superpower’s vaccines. Bloomberg. Recuperado el 20 de enero de 2021 de: https://www.bloomberg.com/news/articles/2020-08-26/the-countries-that-don-t-want-to-wait-for-superpowers-vaccines
Todo es cierto. Los países que se dicen desarrollados, son los más mafiosos, en toda la extensión de la palabra. Solo quieren seguir manteniendo el pueblo esclavizado.
Por otra parte la gente debería pensar y evitar tener más de un hijo por pareja y en el mejor de los casos no tener hijos.