10 de agosto de 2023

Compañías privadas de seguridad y mercenarios en el siglo XXI

El inefable episodio que protagonizó la empresa Wagner el pasado 24 de junio en Rusia ha vuelto a poner a los combatientes privados en los titulares mediáticos y en las discusiones académicas.


Los hechos pueden ser descritos como el argumento escueto de una opereta:  

  • Primer acto: por orden Yevgeny Prigozhin, el fundador y director del Grupo Wagner, los miembros de esa organización -militares retirados- recorrieron casi 800 kilómetros en pocas horas con la intención de llegar a Moscú y derrocar a Vladimir Putin. 
  • Segundo acto: En una primera reacción pública, el presidente ruso se pronunció en los medios de comunicación de su país calificando el acto de traición y anunciando que los responsables serían duramente castigados. 
  • Tercer acto: Pasadas algunas horas del inicio de esta operación militar (“paramilitar”, para ser precisos), y cuando les faltaban 200 kilómetros para llegar a la capital rusa, aparentemente debido a la mediación de Alexandr Lukashenko, el presidente de Bielorrusia, Prigozhin les ordenó a sus empleados que se detuvieran y se replegaran.
  • Cuarto acto: Prigozhin sale hacia Bielorrusia, a lo que se creyó que sería un largo exhilio 
  • Quinto acto: Putin se pronuncia nuevamente en los medios de comunicación, pero ahora les ofrece a los miembros de Wagner “que se unan al Ejército, o que regresen con sus familias y seres queridos” 
  • Sexto acto: un par de semanas más tarde, Prigozhin regresa a Rusia 

Por supuesto, esta síntesis está lejos de explicar el significado real de lo que aconteció. Para comenzar, es muy difícil calificar lo sucedido. Dado que los hechos fueron protagonizados por algo que podríamos asimilar a un ejército privado, pero que no es realmente un ejército, no fue técnicamente un golpe de Estado. Tampoco era, stricto sensu, un grupo armado rebelde, por lo que no se puede calificar de insurrección popular. Pese a que algunas de sus acciones fuera de Rusia podrían ser descritas como terroristas, tampoco se trató de una acción de este tipo. 

Y es precisamente esta dificultad para clasificar a las empresas de este sector lo que hace muy difícil definir y regular sus actividades, tanto dentro de los países, como en los escenarios internacionales. 

A esto se suma que, si bien las acciones en combate son la parte más conocida de los servicios que ofrecen, sus portafolios son mucho más amplios y diversos. 

Para analizar la importancia que tienen las empresas privadas de seguridad en los conflictos internacionales, su relación con los gobiernos que las contratan y el avance efectivo que hay en la regulación de sus actividades, nos acompañan: Alejandra Santos, de la Universidad Pontificia Bolivariana; Angie Arenas, de la Universidad Santo Tomás; y Andrés  Macías, de la Universidad Externado de Colombia.

Coordenadas mundiales está disponible en:


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