10 de agosto de 2020

Cooperación Sur-Sur e inserción internacional de Colombia

El pasado 30 de julio se llevó a cabo el webinar sobre cooperación Sur-Sur (CSS) a cargo de la profesora Paula Ruiz, especialista en cooperación internacional para el desarrollo. En esta entrada se sintetizan los puntos más destacados de su presentación.

Paula Ruiz

Directora de la Escuela de Relaciones Internacionales de FIGRI.

@PaulaXRuizC | paula.ruiz@uexternado.edu.co

 

Relatoría elaborada por Gabriela Robledo, estudiante de Gobierno y Relaciones Internacionales.

 

Desde dónde entender la CSS

La CSS es una modalidad complementaria a la tradicional cooperación Norte-Sur, que, desde el punto de vista “técnico”, se entiende como el intercambio de prácticas, experiencias y conocimientos entre iguales, entre países en desarrollo.

No obstante, en su concepción también pesa lo “político”, lo que hace de esta una definición polisémica, que es entendida de distintas maneras. Es precisamente desde esta segunda visión desde donde se aborda la reflexión.

Desde lo político, se entiende como un instrumento de la política exterior, tal como lo refleja, por ejemplo, la definición que el gobierno de Colombia da de esta a través de la Agencia Presidencial para la Cooperación (APC-Colombia): “Es un instrumento privilegiado de la política exterior colombiana que se orienta en la generación de agendas positivas y en el intercambio de experiencias y conocimientos técnicos de alto valor con países en desarrollo”.

Lo anterior puede llevar a que la CSS se entienda como una parte del diseño de la política pública, pero muy especialmente desde el estudio de las Relaciones Internacionales, debido al número de actores e intereses que confluyen en esta práctica política.

A lo largo de los últimos 70 años, la CSS refleja la configuración de algunas prácticas del orden internacional y alrededor suyo se fortalecen diversas narrativas sobre la autonomía y el desarrollo de los países del Sur.

La CSS en Colombia

A partir de la identificación de capacidades nacionales y locales, el país “exporta” prácticas y conocimientos en lo que ha adquirido cierto grado de experticia con países con nivel de desarrollo relativo, y en los que, adicionalmente, por lineamientos de la cancillería, el país puede tener un mayor interés bien sea económico, comercial o político.

Actualmente, la Estrategia Nacional de Cooperación (2019-2022) destaca que Colombia es un país dual, es decir que sigue siendo receptor de cooperación internacional al desarrollo, pero que también es donante. Dentro de su papel de donante, se destaca la CSS como una forma de asociación y colaboración entre los países del sur, a través de la cual se busca resolver los problemas de desarrollo de manera conjunta, de ahí que responda a los principios que la rigen:

  • respeto a la soberanía nacional,
  • solidaridad y beneficio mutuo,
  • no condicionalidad,
  • no injerencia en los asuntos internos e igualdad.

A pesar de la mayor participación de agentes no estatales, la CSS sigue siendo principalmente desarrollada y visibilizada por el gobierno a través de APC-Colombia, pero para la consecución de los intereses políticos delineados desde el Ministerio de Relaciones Exteriores, tal como lo reflejan los últimos tres Planes Nacionales de Desarrollo, en los que se señala el interés por incursionar en los países vecinos y de Centro América.

Lo anterior ocurre también desde 2007, cuando se presentó la primera estrategia de cooperación internacional del país, desde entonces, ya se le daba un peso a la CSS para el fortalecimiento de relaciones bilaterales y regionales.

Conclusión

El ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en abril de 2020, puede ser visto como una oportunidad para el país para fortalecer una verdadera política de cooperación internacional.

Adicionalmente, podría fortalecerse el rol de modalidades como la CSS, pero también de la cooperación triangular a partir de una gestión orientada a resultados y la búsqueda de nuevos e innovadores mecanismos de financiación.

No obstante, es necesario fortalecer paralelamente los mecanismos de integración regional, que parecieran estar en momentos de pandemia en un evidente estancamiento que puede llevar a retrocesos sobre lo que se ha avanzado en materia de CSS.

Quedan algunas preguntas por responder: ¿no sería este el momento ideal para que el gobierno dinamice su accionar internacional y busque activar los espacios de concertación sobre el presente de la CSS?, o ¿seguirá siendo presa la CSS de discursos que cargan un enorme peso ideológico?

Está por verse qué país toma el liderazgo necesario para reimpulsarla.


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