19 de enero de 2020
En Irán: enemigos, deudas, años y pecados
María Teresa Aya Smitmans coordinadora de la Maestría en Asuntos Internacionales de FIGRI explica por qué la muerte del general Soleimani puede ser la chispa que encienda el conflicto regional en Medio Oriente.
María Teresa Aya Smitmans
Coordinadora de la Maestría en Asuntos Internacionales
Profesora e investigadora de la Escuela de Relaciones Internacionales – FIGRI
@ayateresa | maria.aya@uexternado.edu.co
En un polvorín como lo es el Medio Oriente, la muerte de Soleimani puede ser la chispa que encienda el conflicto regional. Soleimani era un militar, despiadado, pero era la punta de lanza de la estrategia iraní para ampliar su influencia y consolidar su poder en la región.
La diplomacia iraní, si se puede llamar así, se basa en un entramado de alianzas con grupos y países en la región que busca afianzar su hegemonía y sus intereses. Entre estos está su vínculo con Hezbollah en Líbano, un grupo para estatal cuya influencia desestabilizadora para la región es grande. La alianza entre Irán y Hezbollah es de las más antiguas que tiene el régimen iraní y ha sido clave para aumentar su influencia en Siria y enfrentarse a Israel en las llamadas guerras “proxy” que son aquellas que utilizan a terceros para pelear por ellos.
También, está la alianza con los Hutíes en Yemen a quienes Irán ha financiado en los últimos años en sus enfrentamientos con Arabia Saudí. Lo que en Yemen empezó como una guerra civil, resultado de la primavera árabe, es hoy una guerra proxy entre los saudíes e Irán; una guerra para expandir sus ideales y mostrar quien es el más influyente en la región.
En Irak, los iraníes han tenido fuerzas presentes desde la guerra de los años ochenta. Primero encubiertos, pero, luego de la muerte de Hussein, se convirtieron en una fuerza política y militar importante para los iraquíes. Así, tanto por razones religiosas – enfrentamiento de chiitas vs sunitas-, como de hegemonía regional, las fuerzas iraníes en Irak fueron instrumentales para detener la expansión de ISIS en el país y, son hoy una fuerza clave en el juego político iraquí.
Las guerras proxy en el Medio Oriente no son cosa nueva pero la muerte de Soleimani si es un hecho que puede alterar el frágil equilibrio de poder en la región. Soleimani era la persona encargada de la estrategia “proxy” de Irán y formaba parte del gobierno iraní, no era un actor clandestino o una rueda suelta actuando por su cuenta. Su muerte puede considerarse para los iraníes como un atentado contra el país y no contra la persona. ¿Qué tan dispuesto está Irán para salir a defender su honor luego de este atentado? Irán ya está bajo la lupa internacional por su estrategia de expansión regional que no ha sido la más transparente; también, está bajo el efecto económico de las sanciones impuestas por EEUU. ¿Qué tanto suma la muerte de Soleimani al resentimiento local frente a occidente? ¿Será suficiente para movilizar a Teherán frente a Washington?
La legitimidad del régimen iraní se encuentra en entredicho desde que el gobierno de Rouhani, que apoyó las conversaciones y acuerdos con Obama, le tocó echar reverso y enfrentarse a una nueva visión política en EEUU. Las sanciones llevaron a un incremento en el precio de la gasolina de cerca del 200% en noviembre lo que generó protestas en la calle, en una expresión de descontento civil que no se veía hacía cuarenta años. Ahora hay protestas en contra de EEUU por la muerte de Soleimani. En un país convulsionado y con un régimen desgastado, una guerra proxy puede ser un sofisma de distracción que le ayude a subir su popularidad frente a las elecciones legislativas del 2020. También, puede ser el principio del fin del régimen islámico que instauró Khomeini; régimen que bien haría en recordar ese viejo proverbio persa que dice: “cuatro cosas tenemos en mayor cantidad de lo que creemos: enemigos, deudas, años y pecados.”