8 de marzo de 2024

Expansionismo israelí y el sujeto oculto

Pío García

Doctor en filosofía y especialista en el pensamiento y la geopolítica de Asia.

Profesor e Investigador de la Escuela de Relaciones Internacionales – FIGRI

pio.garcia@uexternado.edu.co


Estados Unidos, Europa, China, Rusia, India y Japón son grandes agentes mundiales. El dinamismo del sistema internacional proviene de los pesos y contrapesos mutuos, con base en su poder territorial, económico, técnico y militar de lejana acumulación. En otros casos, ¿puede un país pequeño anexar los territorios vecinos sin que sea obligado a retirarse? ¿Puede un Estado pequeño desarrollar material nuclear, producir bombas atómicas y almacenarlas sin que sea sometido a la vigilancia de los organismos internacionales responsables de la no proliferación? ¿Puede un país pequeño emprender genocidios reiterados y al mismo tiempo eludir todas las medidas que las entidades internacionales poseen tanto para detener los crímenes como para enjuiciar a los responsables? ¿Puede un Estado menor poner a una gran potencia militar a eliminar a otro Estado rival sin ninguna amenaza o provocación de parte de este último? Sí. Ese país existe y se llama Israel. Su capacidad de burlar las normas convenidas para el sostenimiento de la comunidad internacional bajo reglas de cumplimiento obligatorio es asombrosa.

Es improbable encontrar en la historia reciente un país con gobernantes que hayan cometido tanta destrucción en su entorno, tanta tragedia humanitaria, tanto desarrollo atómico sin recibir reprimenda alguna. Otros gestores de desastres humanitarios no han corrido con la misma suerte. En 2001, Slobodan Milosevic fue sentenciado a prisión perpetua por los genocidios en Croacia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo, perpetrados entre 1991 y 1999; en 2015, 62 de los 93 autores del genocidio de hutus en Ruanda, en 1994, fueron condenados a prisión por el tribunal internacional ad hoc; en 2005, la Corte Penal Internacional inició el proceso contra el presidente de Sudán Omar al-Bashir y sus cuatro colaboradores inmediatos por las matanzas en Darfur. A su vez, Irán y Corea del Norte reciben sanciones permanentes por sus investigaciones y ensayos atómicos. Pero el desplazamiento de cinco millones palestinos, la colonización sistemática de su territorio, el robo de los Altos de Golán a Siria o el ocultamiento de armamento atómico por parte de Israel no han sido objeto de sanción alguna. ¿Cómo ha podido lograrlo?

Bueno, no se trata de Israel en sí. Allí se desarrolla la escena, pero, como en el circo, no es más que un mero truco. No es el poder del gobierno de Israel el gestor de fondo. El verdadero poder está justo detrás del trono. El sujeto oculto1, ese gran actor detrás de la tramoya, ese poder, esa grandiosa potencia es nada más ni nada menos que el mismo Estados Unidos: el brazo militar, económico, político y cultural detrás de la calamidad que Israel viene sembrando desde su creación en 1948. Y no es que la comunidad internacional no haya reaccionado ante tanta tragedia; es que no ha podido ir más allá de la protesta, porque se trata de un Estado blindado, gracias a la protección externa. Israel viene a ser tan solo la punta del iceberg debajo de la cual se encuentra la Casa Blanca con todo su poder financiero, industrial, político y cultural global.

Hay al menos nueve modalidades de contribución abierta o velada por parte de Estados Unidos al fortalecimiento de las capacidades militares de Israel y su política expansionista en el oeste asiático, sin traba alguna al despliegue genocida que ello implica.

1) Bloqueo a la creación del Estado Palestino.

Aunque reconocido como un Estado más de la comunidad internacional por 138 de los 193 países congregadas en la ONU, su membresía plena en la magna organización multilateral ha estado obstruida por Estados Unidos, al ejercer su poder de veto en el Consejo de Seguridad. No sucede igual situación en Unesco, Unctad, ICC, Liga Árabe, OCI, G77, COI, donde el Estado Palestino es miembro de pleno derecho. La última solicitud palestina de membresía plena en la ONU a través del Consejo de Seguridad ocurrió en junio de 2011, con el resultado de siempre: el veto estadounidense.

2) Bloqueo a las resoluciones de sanción a Israel por su expansionismo y la colonización del territorio palestino.

Desde la creación de Israel, Estados Unidos ha vetado 46 resoluciones por la ocupación del sur del Líbano y la anexión de los Altos del Golán, entre otras resoluciones que la Asamblea General pasa al Consejo de Seguridad. Otro proyecto de resolución del Consejo de Seguridad en febrero de 2011 solicitaba: “Israel, como poder ocupante, debe cesar en forma inmediata y completa los asentamientos en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Oriental”2. Estados Unidos votó en contra y el proyecto terminó archivado.

3) Veto a las resoluciones por prácticas genocidas.

En forma similar a las resoluciones sobre el derecho de retorno de los refugiados, la devolución de los territorios robados o la colonización del suelo palestino, a raíz de la ofensiva contra Gaza, desde octubre de 2023, las resoluciones a favor de la pausa humanitaria, propuestas para detener el genocidio han sido bloqueadas por Estados Unidos, bajo el pretexto de derecho israelí de defensa3. Igual sucedió el año 2000, a raíz del levantamiento popular palestino conocido como la segunda intifada: el veto estadounidense impidió que el Consejo de Seguridad llamara a Israel a aplicar la IV Convención de Ginebra que protege al personal militar enfermo o herido en combate.

4) Reconocimiento unilateral del expansionismo israelí.

Yendo en contra de las declaraciones de la Asamblea General y las disposiciones del Plan de partición de Palestina en 1947, en 2017, la administración de Donald Trump aceptó la soberanía israelí sobre Jerusalén y vetó una resolución del Consejo de Seguridad de seguir las disposiciones de la ONU.

En marzo de 2019, esa misma administración estadounidense reconoció la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, en contravía de la voluntad de la comunidad internacional.

5) Encubrimiento del armamento atómico secreto.

En medio de la guerra de Gaza, en noviembre de 2023, Amichai Eliyahu, ministro del Patrimonio, sugirió el uso de la bomba atómica contra el enemigo. Se sabe que desde 1967 Israel posee arsenal atómico calculado en 400 cabezas nucleares. En cambio, contar con el poder nuclear para su defensa ha sido un objetivo frustrado para Corea o Irán, debido a las sanciones unilaterales por Estados Unidos y otras sanciones multilaterales. En su entorno, en 1981 Israel bombardeó los reactores de Siria e Iraq para boicotear su carrera atómica. Con la anuencia estadounidense, Israel no acepta el Tratado de no proliferación de armas nucleares y escapa a la supervisión por parte de la Oficina de la ONU para Asuntos de Desarme. Tampoco se deja vigilar por la Agencia Internacional de Energía Atómica, una entidad igualmente adscrita a la ONU.

6) Ayuda financiera y militar.

Israel es el mayor receptor de la ayuda externa por parte de Estados Unidos. La transferencia acumulada de recursos supera los 150 mil millones de dólares a lo largo de más de siete décadas. Desde 2009 el envío anual se acercó a los 3 mil millones y con Trump, desde 2019, subió a 3.8 mil millones. La ayuda propuesta para 2024, en soporte a la guerra contra Hamas, asciende a 17.6 mil millones de dólares4. El apoyo militar en armas, aviones de combate y equipos acumula recursos por 130 mil millones de dólares. Israel es surtido de sofisticados bombarderos F-35 y misiles avanzados, además de adelantar ensayos bélicos conjuntos.

7) Guerras punitivas y proxi.

El involucramiento de Estados Unidos en las guerras de Asia occidental y el norte de África está lejos de confirmar posiciones para su seguridad. Cuenta mucho más la presión del lobby judío en Washington para resolver los objetivos estratégicos de Israel, que además de expandir su territorio tiene como fin colateral doblegar a cualquier competidor militar en su entorno. Destruir los regímenes de Siria, Iraq y Libia y atacar los objetivos hutíes en Yemen va en esa dirección, lo cual implica, de modo simultáneo, presionar y amenazar en forma continua a Irán.

Nada más claro que la ocupación de Iraq en 2003. Solo uno de los 18 suicidas en los ataques con los aviones en New York y Washington era de origen iraquí. No hubo involucramiento alguno del régimen de Sadam Hussein en esos hechos, sin embargo, resultó siendo objetivo de la guerra de George Bush Jr. contra el “terrorismo”, con base en falsos reportes israelíes de bombas atómicas en manos de un enemigo declarado. La ocupación por dos décadas reveló el poder del lobby israelí en la política exterior estadounidense5.

8) Gestión diplomática sobre países árabes: Acuerdos de Abraham

El anterior conjunto de acciones para fortalecer a Israel y doblegar a sus rivales ha sido acompañado de intensa labor diplomática encaminada de dividir al grupo de países árabes que han apoyado la causa palestina. El trabajo en ese frente se remonta a los años 60, cuando Estados Unidos procuró el reconocimiento del Estado de Israel por parte de Jordania, Líbano y Egipto. En 2020, el yerno de Donald Trump, Jared Kushner, miembro del lobby judío, sacó adelante los Acuerdos de Abraham, por medio de los cuales su suegro celebró en la Casa Blanca el establecimiento de relaciones diplomáticas de Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Marruecos con Israel. Además de acelerar el comercio y las inversiones de esos países árabes con Israel, la administración Trump reconocía la soberanía marroquí sobre el disputado territorio del Sahara Occidental.

9) Narrativa antisemita.

Considera la autora judía Judith Batler que la enorme barrera para dimensionar la violencia israelí contra el pueblo palestino es el consabido ardid por el cual cualquier crítica al sionismo o a las actuaciones de Israel es calificada automáticamente de antisemitismo6. El congreso estadounidense genera resoluciones absurdas en que equipara de antisemitas los movimientos antisionistas y las críticas al genocidio tipo nazista por parte de Israel contra Palestina, mientras Alemania brinda pleno respaldo a Israel en la aniquilación de Gaza como enmienda de su pasado nazi7.

En suma, las imágenes de Gaza revelan la brutalidad de la fuerza destructora. Impresionan como un escenario espeluznante, apocalíptico, con la estela de muertos a la intemperie mientras quienes logran salir con vida de los bombardeos huyen en movimientos frenéticos. Y el resto del mundo observa el espectáculo como un evento más sin la conmoción y el rechazo que exige la magnitud del genocidio. Salvo pocos gobiernos, entre ellos Sudáfrica, Bolivia y Colombia, han levantado la voz y han promovido las necesarias medidas multilaterales para detener la aniquilación del pueblo palestino y juzgar a los responsables.

Las versiones difundidas por los grandes medios de comunicación presentan la versión simplificada y amañada de los hechos: Hamás, un grupo terrorista, atacó, mató, tomó rehenes, y la víctima, Israel, está en todo el derecho de reaccionar y atacar. Tal simplismo construido por el gobierno de israelí recibe el pleno respaldo de Estados Unidos y sus socios europeos y del G 7 y es amplificada por las grandes cadenas noticiosas y prestigios periodistas afines al proyecto sionista que reivindica todo el territorio del remoto Canaán para el pueblo judío. Omiten mencionar, tomar en cuenta y sopesar los factores primordiales de la problemática palestina: el proyecto sionista, su patrocinio inicial por parte de Inglaterra, la creación espúrea del Estado de Israel y el patrocinio ineludible de Estados Unidos, el sujeto oculto en esta tragedia tan desgarradora, el nuevo holocausto que avergüenza a la humanidad.

  1. De Gregori, W. (2005). Proportionality Manifesto for the Triune Reality Show of the World. https://books.google.com.co/books?id=4b5ODwAAQBAJ&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false ↩︎
  2. UN News (18 de febrero, 2011). United States vetoes Security Council resolution on Israeli settlements.   https://news.un.org/en/story/2011/02/367082 ↩︎
  3. En febrero de 2024, cuando el ejército israelí recrudecía los bombardeos contra hospitales y abría fuego contra las colas de gente hambrienta, hubo conmoción mundial. La embajadora afroamericana Linda Thomas-Greenfield alegó esta vez que su país vetaba la resolución de tregua obligatoria para no obstruir las conversaciones entre Estados Unidos, Egipto, Israel y Qatar, que buscaban la liberación de rehenes retenidos por Hamás y detener la guerra. https://www.aljazeera.com/news/2024/2/20/us-vetoes-another-un-security-council-resolution-urging-gaza-war- ↩︎
  4. The Guardian (3 de febrero, 2024). US House to vote next week on standalone $17.6bn bill for aid to Israel. https://www.theguardian.com/us-news/2024/feb/03/us-house-israel-aid-package-mike-johnson ↩︎
  5. Mearsheimer y Walt. (2007). The Israel Lobby and the U.S. Foreign Policy. New York: Farrar, Strauss y Giroux. ↩︎
  6. Butler (2023). The Compass of Mourning. https://www.lrb.co.uk/the-paper/v45/n20/judith-butler/the-compass-of-mourning ↩︎
  7. AlJazeera (7 de diciembre, 2023). As war in Gaza rages, what’s behind Germany’s support of Israel? https://www.aljazeera.com/news/2023/12/7/why-are-german-politicians-supporting-israel-and-its-brutal-war-on-gaza ↩︎

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