27 de enero de 2020

Más allá de la historia: Hablemos de otros métodos para estudiar relaciones internacionales

En esta entrada de la serie sobre investigación y enseñanza de las relaciones internacionales, Javier Garay, profesor e investigador de la Escuela de RR.II. de FIGRI, invita a priorizar los métodos cuantitativos sobre los cualitativos para tener una comprensión más precisa de la realidad internacional.

Javier Garay

Doctor en Ciencia Política

Profesor e Investigador de la Escuela de Relaciones Internacionales – FIGRI

@Crittiko | javier.garay@uexternado.edu.co

¿Qué instrumentos utilizar para abordar los asuntos que estudiamos en relaciones internacionales? Casi siempre y casi todos los que nos dedicamos a la investigación en este campo respondemos que uno de los principales es la historia.

Sin embargo, aunque muy importante, la historia no es ni el único y, tal vez incluso, tampoco el mejor.

En las próximas líneas, haré referencia, de manera muy amplia, a los métodos cuantitativos como instrumento para utilizar en las relaciones internacionales.

Limitaciones de la historia en los estudios internacionales

Pero, antes de ello, ¿por qué la historia no es suficiente ni necesaria? Entre muchas razones, encuentro tres limitaciones inherentes en la historia que generan dudas sobre su utilidad en las relaciones internacionales:

  1. Su carácter desligado de las teorías de relaciones internacionales: tal vez sea el uso que le hemos dado o la forma como pensamos que funciona el proceso de investigación usando historia, pero muchas veces el recuento de hechos del pasado se confunde con el avance en el conocimiento. Esto hace que no se tengan en cuenta las propuestas teóricas existentes.
  2. No contamos con toda la información: de la mayoría de hechos conocemos los “grandes eventos”, pero no sus particularidades. Como les planteo a los estudiantes: sabemos del Puente aéreo de Berlín (1948), pero ni sabemos quién tomó la decisión del lado norteamericano ni mucho menos sus intenciones para hacerlo.
  3. Depende casi exclusivamente de la interpretación del autor: precisamente como no tenemos toda la información, la reconstrucción histórica requiere casi exclusivamente de la interpretación que, de los hechos, haga el autor. Para volver al ejemplo anterior, debido a la información faltante, tenemos autores que explican el hecho puntual como resultado del imperialismo estadounidense; otros, de su carácter de potencia benigna; y otros más de su interés de demostrar la fuerza ante la Unión Soviética.

Los métodos cuantitativos como ¿complemento? ¿reemplazo?

Por las anteriores razones, si pretendemos avanzar en la comprensión de los fenómenos internacionales no podemos depender exclusivamente de la historia. De hecho, podríamos dejarla de lado en algunos casos.

Como alternativa, tenemos los métodos cuantitativos. Acá los concibo de manera amplia como la utilización de dos tipos de técnicas diferentes.

De un lado, la utilización de modelos. Esto se podría denominar la inclusión de la matemática, dado que la mayoría de modelos existentes (y por construir) requieren del uso de algoritmos matemáticos para demostrar su consistencia interna y su capacidad de explicar los hechos.

Del otro, la utilización de técnicas estadísticas, desde las más básicas, hasta las más elaboradas, incluidas los algoritmos usados hoy en día en la denominada machine learning.

En ambos casos, no hay que olvidarlo, la teoría es determinante. No se puede formular un modelo sin una teoría detrás. No se puede hacer una regresión sin tener claras cuáles son las variables por identificar. Esas variables se desprenden de las propuestas teóricas.

De manera muy general, los modelos se utilizan para que lleguemos a conclusiones lógicas a partir de premisas puntuales. En este sentido, nos muestran las implicaciones de nuestros supuestos, mientras que nos exigen ser claros sobre qué queremos decir con cada cosa y no perderlos en el camino, tortuoso y confuso, de la argumentación.

Por su lado, la estadística nos aporta evidencia sobre fenómenos específicos.

¿Por qué son adecuados?

Aunque existen profundas diferencias entre los instrumentos identificados, voy a hacer referencia a todos como métodos cuantitativos. Estos tienen, desde mi punto de vista, 5 ventajas respecto del uso de la historia:

  1. Proveen evidencia: contar con cálculos específicos de, por ejemplo, relación entre variables con especificaciones de cómo podrían ser esas relaciones (es decir, cómo puede ser la función que las relaciona) representa avances en la comprensión de los fenómenos.
  2. Aportan claridad en las ideas: más que explicar, en este punto, vale la pena mostrar tan solo un ejemplo. Los internacionalistas han basado sus aportes en gran medida en el concepto de poder. Sin embargo, no tenemos definiciones claras ni forma de identificarlo. Muchos autores, incluso, usan el término sin aclarar qué quieren decir. Así, el poder resulta siendo todo y nada, un concepto vacío que usamos para ratificar lo que creemos, pero no para avanzar en la comprensión de lo que queremos entender. En los métodos cuantitativos no es posible tener tanta ambigüedad. Al menos cada autor tendría que definir específicamente qué va a entender y cómo medirlo.
  3. Dan mayor rigurosidad a los procesos de investigación: tal vez lo más importante de la investigación es dejarse sorprender por los resultados del proceso. Con los métodos cuantitativos, uno puede tener muchas intuiciones, pero los resultados, si el proceso está bien hecho, hablan por sí mismos. Así persistamos en nuestra intuición inicial (nuestra hipótesis), resultados contrarios nos dan la posibilidad de dudar.
  4. Ponen a prueba lo que decimos/pensamos/creemos: precisamente, la duda es la base de todo avance en el conocimiento. Nunca llegaremos a conclusiones definitivas ni a verdades absolutas, pero esto no debe ser una simple frase vacía: tenemos que vivirla como investigadores. Mientras que, al menos como se ha usado, la historia es fácilmente utilizable para confirmar creencias preestablecidas (porque solo enfatizamos en los hechos que respaldan nuestras hipótesis iniciales), los métodos cuantitativos impiden, en alguna medida, ese tipo de tratamiento. Es cierto que siempre se pueden manipular los resultados o preferir unas variables sobre otras, pero ni así podremos anticipar los resultados que obtendremos.
  5. Se basan en teoría: como ya mencioné, no es posible especificar un modelo ni medir algo si no sabemos qué medir o qué vamos a modelar. Por ello, los métodos cuantitativos requerirán, siempre, de la teoría. Esto no solo sirve para resaltar uno de los aportes más rico de las relaciones internacionales, sino identificar cuáles de todas las teorías que tenemos son realmente teorías y cuáles aún requieren mayor refinamiento.

Pero…

Nada es perfecto.

Los métodos cuantitativos también tienen muchas desventajas. Dentro de ellas encontramos:

  1. Requerimientos en conocimientos: saber dónde comenzar requiere de conocimientos en matemática y estadística con los que muchos de los internacionalistas, en particular en América Latina y Europa continental, no contamos.
  2. Cumplimiento de supuestos: la mayoría de fenómenos en la vida real no tienen, por ejemplo, una distribución normal, ni las relaciones entre ellos pueden describirse por medio de funciones continuas, al menos dos veces diferenciables. Esto hace que la utilización de estos métodos se aleje de los fenómenos como los conocemos para que los analicemos como serían. No obstante, es labor del investigador, así como en economía, no olvidar que un modelo es un modelo y que una medición es una medición y no creer que esto es ni el ideal o que la realidad debe ajustarse al resultado. (OJO: Esto es algo que olvidaron hace mucho los economistas y, por eso, reciben tantas críticas. ¡Pero los internacionalistas podemos evitarlo!)
  3. Saber qué se mide y cómo: de nuevo, pensemos en el ejemplo del poder. ¿Cómo medirlo? ¿Qué es? ¿De qué se compone? ¿Tenemos mediciones sobre eso? ¿Cómo construirlas?
  4. Complejidad de fenómenos: entendamos por complejidad, no que los temas que estudiamos son “difíciles” sino que múltiples variables (no sabemos cuántas ni cuáles) inciden en ellos, con relaciones que muchas veces no son lineales ni unidireccionales. Así las cosas, las conclusiones que obtenemos por los métodos cuantitativos (con el estado del conocimiento humano) son, en el mejor de los casos, aproximadas. No obstante, no hay que perder de vista que con cualquier otro método sucede exactamente lo mismo. La complejidad no puede impedirnos investigar, sino reconocer que es algo con lo que tenemos que lidiar.

¿Cómo podemos utilizarlos?

En este último apartado, enunciaré algunas de los usos que les podemos dar a los métodos cuantitativos:

  1. Describir fenómenos: su dispersión, promedio, valor central, mayor repetición, comportamiento, etc.
  2. Mirar tendencias: ¿aumenta o disminuye en el tiempo?
  3. Proponer ideas claras: ¿de qué tipo de poder queremos hablar?
  4. Identificar relación entre variables: ¿tienen las variables una relación lineal, exponencial, cuadrática? Bajo un intervalo de confianza dado, ¿cuál es el valor de los coeficientes que las relacionan?
  5. Causalidad: ¿existen las relaciones de causalidad que nos predicen el realismo, el neoliberalismo institucional o el constructivismo?
  6. Efectos de una variable sobre otra.
  7. Predicción: algunos autores, en particular, los que más trabajan con técnicas de machine learning consideran que esto puede hacerse. Sin embargo, seamos honestos, esto es sobrestimar el potencial de los métodos que conocemos y subestimar el papel de la complejidad en los fenómenos que estudiamos.

Y lo más importante…

Si queremos avanzar en el conocimiento, más importante que los métodos, es tener sentido crítico, dudar, afán por conocer y aprender, dejarse sorprender y descubrir cosas que no se esperaban.

Los métodos cuantitativos son una buena forma de hacer todo esto y más.

Su utilización no debe convertirse en un dolor de cabeza, sino en un reto en el que, creo yo, lo más importante es la creatividad para convertir algo tan aparentemente ajeno en un instrumento amable para comprender tantos fenómenos que nos rodean.


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