17 de febrero de 2020
Menos dramatismo, más reflexión: Colombia es declarado país “desarrollado” por el gobierno de EE.UU.
El profesor Javier Garay analiza en esta entrada la decisión del gobierno estadounidense de considerar a Colombia un país desarrollado y resalta las consecuencias potenciales y reales que puede tener en el comercio y la cooperación internacional entre los dos países.
Javier Garay
Doctor en Ciencia Política
Profesor e Investigador de la Escuela de Relaciones Internacionales – FIGRI
@Crittiko | javier.garay@uexternado.edu.co
Se convirtió en noticia nacional, con la debida magnitud de dramatismo a las que están acostumbrados nuestros medios.
En el Federal Register (Vol. 85, No. 27) del pasado 10 de febrero, el United States Representative (USTR), la agencia de los Estados Unidos encargada del comercio exterior, informó sobre cambios en el listado que el gobierno de Estados Unidos hace sobre países menos desarrollados y en desarrollo. La noticia: Colombia ya no goza de ese tratamiento.
En este breve comentario, explico un poco la decisión y propongo algunas reflexiones en torno a ella.
¿Cómo se determina?
El USTR hace la clasificación de países menos desarrollados y en desarrollo teniendo como base los siguientes criterios objetivos:
- PNB per cápita: son elegibles para ser tratados como países menos desarrollados, aquéllos cuyo PNB per cápita sea inferior a los USD 12.375.
- Porción del comercio internacional: el porcentaje que representa el país del comercio global. Si éste es superior al 2% se considera no elegible para el listado.
- Membresía a la Unión Europea.
- Membresía a la OCDE, criterio que afectó a Colombia y Costa Rica.
- Membresía al G-20: esto afectó a Argentina, Sudáfrica y Brasil, pero también a China e India.
- No se tienen en cuenta indicadores sociales.
- Se tiene en cuenta si el país se ha declarado en algún momento desarrollado.
Vale la pena aclarar que, según el texto de la decisión del USTR, el cumplimiento de al menos uno de los criterios da como resultado la eliminación del país respectivo del listado.
No obstante, seamos honestos: los criterios objetivos se buscan como justificación de criterios más “políticos”. En este caso, la decisión la toma un gobierno estadounidense con inclinaciones proteccionistas, como resultado de una retórica en la que se considera que Estados Unidos “pierde” en el comercio internacional si importa más de lo que exporta y con la que se busca mantener, a toda costa, una superioridad (en exportaciones) frente a países como China.
¿Qué significa?
El alcance de la decisión del USTR afecta los litigios potenciales sobre comercio internacional, en especial, en lo referente a la imposición de subsidios que beneficien las exportaciones.
En la eventualidad de que esa agencia sospeche sobre la existencia de subsidios que beneficien a los productos colombianos exportados a Estados Unidos, los cálculos de esos subsidios tendrán un umbral del 1% ad valorem, la mitad del porcentaje que recibía como país en desarrollo.
Es decir, el gobierno estadounidense tolerará mucho menos los subsidios que Colombia le otorga a las exportaciones que van a ese país.
¿Qué cambia?
En principio, nada. Esto se debe a que, hasta la fecha, no ha habido litigios entre los dos países por esos temas.
No obstante, habría que ver si es necesario hacer un reajuste de la política de subsidios actuales del gobierno colombiano que puedan desembocar eventualmente en una demanda por parte de Estados Unidos.
¿Qué demuestra la decisión?
Como es evidente para el lector, la noticia no debe generar pánico ni justifica ninguna dosis de drama. No obstante, sí permite evidencia ciertos fenómenos que debemos tener en cuenta en la coyuntura internacional actual:
- No solo existe actualmente una retórica anti-libre comercio, sino que el proteccionismo llegó para quedarse.
- Colombia está en un nuevo contexto en el que es más difícil sostener medidas que puedan ser consideradas lesivas por parte de otros países. Esto es particularmente sensible en una coyuntura de nacionalismo económico. Cuidado, entonces, con los cantos de sirena de medidas de apoyo a la industria nacional o similares, que pueden llevar a respuestas agresivas (y, a la larga, mucho más costosas) de nuestros socios comerciales.
- También cambió el contexto en el sentido que Colombia ya no es percibido como un país pobre. Los avances son evidentes. Nos guste o no.
- Esto debe servir como reflexión para todo lo demás: mientras seguimos perdidos en la narrativa catastrofista según la cual este país cada está peor, las cosas han cambiado y tenemos que asumir una nueva auto-percepción o nos quedaremos añorando los tiempos en los que éramos, realmente, un país pobre. Esto también impactará de manera amplia el tema de cooperación y en el ámbito comercial (conocido como fortalecimiento de la capacidad comercial, TCB según sus siglas en inglés).
Para la reflexión
En el fondo la noticia no es noticia: la decisión no cambió nada.
Es una señal para Colombia en dos sentidos.
De un lado, la percepción internacional sobre el país sí ha cambiado, así como algunos indicadores objetivos. Allá nosotros si persistimos en la auto-imagen de país pobre y necesitado de ayuda.
Del otro, debemos anticiparnos a otros cambios que puedan ocurrir en la misma dirección. Una pista sobre dónde comenzar: esa obsesión que existe en las cifras oficiales y en el desarrollo de casi todas las políticas por buscar “cooperación internacional”.
Por último, nos queda esperar a ver si las inclinaciones proteccionistas pueden más que los (pocos) avances que tuvimos hacia el libre comercio en las décadas recientes. Ojalá Colombia no cediera a la tentación de “hacer lo que hacen los demás”, pero eso es difícil de explicar a los ciudadanos y de esperar de los políticos necesitados de votos.
Amanecerá y veremos.
Por lo que veo y tengo entendido, Colombia es un país perfectamente desarrollado actualmente. Hay mucho acceso a internet, y por tanto la pobreza a día de hoy parece inexistente en ese país.