14 de marzo de 2020

Quimeras en ropaje de academia

El profesor Marcos Peckel explica en esta entrada el AIPAC (American-Israel Public Affairs Commitee), organización de lobby que busca fortalecer los lazos entre Israel y Estados Unidos.

Marcos Peckel

Experto en Medio Oriente de la Escuela de Relaciones Internacionales

@marcospeckel | marcos.peckel@uexternado.edu.co

Es lamentable que un académico escriba un artículo como el publicado en este blog de autoría del profesor Pío García titulado “Duque ante el comité israelo-estadounidense”, en el que sobresalen su patente ignorancia sobre el tema y su sesgo antijudío proyectado a lo largo del escrito. Un blog académico puede contener opiniones, para eso es, pero no errores factuales fácilmente verificables como los que contiene el artículo en cuestión. Máxime cuando sobre esos errores se construyen las opiniones.

Arranca con un yerro del tamaño de una catedral. Bastaba una simple ojeada en Google para enterarse que AIPAC (American-Israel Public Affairs Commitee), fue fundado en 1962 por judíos americanos y no a finales del siglo XIX como lo señala el profesor García.

Mal montado sobre este yerro, el edifico del artículo es una estructura fantasiosa que se derrumba por sí sola. Que se pensó construir el Estado Judío en Brasil o Estados Unidos, agrega el autor. Reto a cualquier lector que encuentre referencia alguna a semejante adefesio.

Termina su párrafo introductorio mencionando la creación en 1948 del Estado Judío que “conllevó al genocidio de la población local”, haciendo desidioso uso de la palabra “genocidio”, donde no lo ha habido. “Olvida” mencionar que la creación de Israel tiene su sustento jurídico sobre una resolución de Naciones Unidas, la 181 del 29 de noviembre de 1947 y que, en el momento de establecer su independencia, los países árabes le declararon le guerra para aniquilarlo. Esa guerra que Israel no quiso pero que tuvo que pelear por su supervivencia fue la causa de que no se creara el Estado Palestino independiente, la mayoría de cuyo territorio asignado por la ONU quedó en poder de Jordania y Egipto que nunca lo entregaron a los palestinos.

Hace referencia al sistema político de Estados Unidos como “democracia”. Así entre comillas, para hacer un ininteligible análisis sobre la forma en que es elegido el presidente de los Estados Unidos.

Aterriza el autor otra vez en AIPAC para salir con una joya inventada por él mismo, sacada del sombrero, aduciendo que el organismo tiene “vínculos mas estrechos con el partido republicano”. El 75% de los judíos americanos vota demócrata y en la conferencia de AIPAC, que se declara bipartidista y que yo atendí, hablaron todos los candidatos demócratas menos Sanders y Warren. Los mayores aplausos fueron para el senador afroamericano demócrata Cory Booker, de la Florida. Sigue el profesor García en un imaginario agregando que el movimiento lo integran “empresarios judíos”. Mas allá de la connotación que le quiera dar a esa expresión, AIPAC está compuesto por judíos de todos los quehaceres, profesiones, edades, estratos sociales, género, origen, etc.

Menciona a algunos políticos, en el mismo orden en que aparecen en un artículo de Wikipedia que no menciona, que vieron frustradas sus carreras por culpa del “lobby”. En últimas fueron los electores los que tomaron las decisiones. Los derrotados pueden echarle la culpa a quien quieran.

AIPAC es una organización de lobby. Eso es lo que hace. Es el juego de la democracia, sin comillas. Como lo hacen los ambientalistas, los LGBT, los sindicatos, los árabes, los turcos, los griegos, las mujeres, los afroamericanos, los musulmanes y quien sabe cuántos más. La misión de AIPAC es fortalecer los lazos entre Israel y Estados Unidos, como el lobby colombiano busca fortalecer los lazos entre Estados Unidos y Colombia. AIPAC apoya la creación de un Estado Palestino independiente al lado de Israel como solución al conflicto.

En su errático trasegar, el Profesor García cae en otro yerro. El acuerdo nuclear de 2015 se firmó entre Irán y el P5+1, no entre Obama y la Agencia Internacional de Energía Atómica como alegremente menciona, agregando la perla que se hizo “para marcar distancia de AIPAC”. De ahí hace un salto de garrocha para declarar que el acuerdo era “un hito” que abría la oportunidad para el reconocimiento final del Estado Palestino. Increíble que no nos hubiéramos dado cuenta, quedamos iluminados.

Sigue en una diatriba interminable de eventos, incluidas las posturas pro-Israel de Trump, que concluye triunfalmente declarando que todo es debido a su yerno “judío practicante” y miembro activo de AIPAC, esta última aseveración inverificable.

No se esperaría del Profesor García mención alguna al terrorismo palestino, ni a las reiteradas negativas a propuestas de paz anteriores, especialmente la del presidente demócrata Bill Clinton, que en 2000 fue aceptada por Israel y rechazada por Arafat.

Fluyen en este artículo, como en anteriores escritos por el mismo autor, las teorías conspiratorias del “poder judío”, extraídas del mayor panfleto antisemita de la historia, “los protocolos de los sabios de Sion”. Él mismo moderó hace un par de años un panel titulado “lobby sionista en Colombia” en el que se atacó a las organizaciones representativas de la comunidad judía colombiana. Sobre los cimientos de la mentira inicial del artículo, arriba mencionada, se construye una narrativa falaz que lo único que logra es poner en tela de juicio la reputación del autor.


5 Respuestas a “Quimeras en ropaje de academia”

  1. Margoth Sapler dice:

    Excelente respuesta

  2. Denise dice:

    Que triste que alguien así tenga estudiantes que lo escuchen!

  3. Manolo dice:

    Esa respuesta suya Dr peckel,es contundente y tiene la base del conocimiento real ,gracias por desvirtuar lo falso ,destructivo y aberrante publicación por parte de ese “señor”garcia.

  4. PIO GARCIA dice:

    El profesor Marcos Peckel es una persona versada en numerosos temas. Suelo difrutar sus artículos sobre arte, ciencia y hasta las consecuencias de las pandemias. En eso, merece mi respeto. Sin embargo, cuando se refiere a los asuntos israelíes y de la geopolítica mundial pierde por completo el sentido de la realidad; sus compromisos ideológicos lo sumerjen en un delirio, propio del fundamentalismo religioso. Eso pasa con este comentario a mi artículo “Duque ante el Comité israelo-estadounidense”, https://coordenadas-mundiales.uexternado.edu.co/duque-ante-el-comite-israelo-estadounidense/.
    En primer lugar, se vale del lenguaje grandilocuente para descalificar el análisis del asunto con expresiones de “yerro”, “patente ignorancia”, “mentira” y “sesgo antijudío”, cuando se pone de presente la realidad palmaria de la ocupación palestina y el apoyo al proyecto israelí por parte de sectores públicos y privados en Estados Unidos. En ningún momento este autor mostró crítica o desprecio al judaísmo, que respeta como a cualquier otra religión, ni al pueblo judío, al que no solo aprecia, sino que admira. Pero, en lo que ningún estudioso sensato hace concesiones es al embate sionista contra Palestina. No es una posición rebuscada ni mucho menos, está soportada en los escritos de excelsos judíos no sionistas como el poeta Itzhak Laor (The Myths of Liberal Zionism) o la filosófa Judith Butler (On Cruelty), para quienes no se debe callar la denuncia de la opresión palestina por el simple miedo de ser tildado de antisemita. De igual modo, el lingüista Noam Chomsky no ha dejdo de oponerse al atropello.
    En segundo lugar, están las tergiversaciones y las invenciones. No desconozco que AIPAC se creó como tal en 1962, pero sus antecedentes se remontan al siglo XIX con el movimiento sionista internacional. En 1914, sus lideres crearon el Comité Ejecutivo Provisional para los Asuntos Sionistas en Estados Unidos, que en 1922 logró el apoyo del Congreso a la Declaración Balfour, de 1917, por la cual el Imperio inglés se comprometió a crear el Estado judío en Palestina. En ningún momento, este autor ha mencionado los tales “Protocolos”, como le hace decir el proferso Peckel.
    En tercer lugar, sobre AIPAC y la política estadounidense sostengo que los vínculos “son más estrechos con el Partido republicano”. Eso no desconoce que haya miembros demócratas, ni mucho menos, quienes también usufructan la publicidad, viajes y relaciones públicas para financiar sus carreras políticas. AIPAC no es un lobby cualquiera. Es tan poderso que influyó de manera decisiva en la invasión de Iraq, en 2003, como lo explicaron John Mearsheimer y Stephen Walt, en 2007, en su libro El lobby israelí y la política exterior de Estados Unidos.
    En cuarto lugar, el profesor Peckel minimiza política regresiva de Trump. Su “Plan de paz” del pasado febrero, calificado por el ex negociador israelí en Oslo Daniel Levy como “Plan de odio”, se suma a las decisiones unilaterales de reconocer la soberanía israelí sobre Jerusalén, los Altos del Golán y la gran parte de la colonizada Cisjordanía, pasando por encima de todas las decisiones de la ONU. Sin embargo, de manera cínica, el profesor echa mano de la resolución 181 de 1947, para justificar la creación del Estado de Israel y no el palestino.
    En quinto lugar, me critica el concepto de genocidio y la no condena del “terrorismo” palestino. Al respecto, no hay otra manera de describir la arremetida con tanques y bombardeos frente a los palos, piedras y rockets artesanales del otro lado: “las políticas de Israel en Gaza son genocidas”, dice Haidar Eid (Mondoweiss, 3 de agosto de 2018). Y para el analista colombiano Alexander Montero: “el sionismo usa una multiplicidad de eufemismos —conflicto interno, tierras en disputa, odio islámico o la cantinela del ‘terrorismo’— para ocultarle a la opinión pública que Israel es el ocupante en un conflicto internacionalmente reconocido como tal y que, derivado de ello, comete crímenes de guerra” (El Espectador, 16 de febrero de 2020).

  5. Alcira Forero dice:

    Me parece preocupante que el Profesor Peckel pueda darse el lujo de hacer las críticas que hace al Profesor García sin apoyarse en referencias serias (académicas) sobre la historia, pasada y reciente de ese conflicto pavoroso que ha dejado millones de muertos y de refugiados. Si eso no es genocidio, entonces qué es genocidio?

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