19 de mayo de 2021

¿Transición hacia una diplomacia local?

La diplomacia del nivel subnacional, conocida técnicamente como "paradiplomacia", aún no tiene en Colombia el espacio político y académico que le corresponde.

Martha Ardila

PhD en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Docente investigadora, OASIS, Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado de Colombia.

@marthaardila20 |  martha.ardila@uexternado.edu.co


Mucho se cuestiona el papel del Estado y su evolución en las relaciones internacionales, que deberá compartir y coordinar cada vez más acciones con actores subnacionales no siempre gubernamentales, dejando atrás las visiones westfalianas. Ello para nada significa que se sustituya el Estado, sino que permanece, pero que deberá, además, rendir cuentas a la ciudadanía, las ciudades y las regiones.

Los actores no gubernamentales tienen articulación y visibilidad, quitan y ponen alcaldes, gobernadores o hasta jefes de Estado. Por su parte, las ciudades y regiones también han ido adquiriendo mayor importancia y retos en cuanto a la generación de servicios públicos, conectividad, cooperación e inversión, entre otras. Y también, en cuanto a su internacionalización.

¿Transitamos hacia una diplomacia local?

Interés y miradas de la paradiplomacia

El interés por la internacionalización de los gobiernos subnacionales ha tomado fuerza durante los últimos años. Aquí es donde se ubica la llamada paradiplomacia. Esta acción internacional de los gobiernos que cuentan con una representación territorial se hace más visible y se encuentra más coordinada, bien sea a nivel nacional, binacional o internacional.

Existen 2 miradas de la paradiplomacia. La primera apunta a señalar que cualquier actor que no sea el Estado puede realizar acciones internacionales. Aquí se incluyen las universidades, el sector empresarial (como cámaras de comercio o gremios económicos), y las ONG como actores sociales. Y una segunda visión señala que solamente los gobiernos locales o gobiernos no centrales como ciudades y departamentos realizan una paradiplomacia.

Se habla de acciones no-estatales o no-gubernamentales que presentan sus diferencias, e incluso de una paradiplomacia que vincula acciones económicas, universitarias, fronterizas o de búsqueda de independencia, como la protodiplomacia propia de regiones como el país Vasco, que pretende separarse del resto del territorio español.

No existe un concepto único y de consenso para calificar este tipo de acciones que muchas veces es el reflejo de la relación Estado-nación —como lo vemos en Bolivia o Ecuador— o de su historia reciente —como Colombia donde el vocablo “para” tiene una connotación negativa vinculada con el paramilitarismo cuya utilización, en ocasiones, genera malestar—.

El concepto de paradiplomacia carece de homogeneidad, se encuentra en construcción y permanente evolución. Su tipología se observa a nivel de las ciudades, las regiones y las fronteras. También hay cooperación descentralizada —como el hermanamiento entre ciudades, que es el diálogo que se construye entre 2 ciudades y que involucra lo económico, lo cultural y lo social—. Entre ciudades europeas hay más de 40 mil hermanamientos.

Por otra parte y de manera complementaria, en el plano académico se observan diferentes líneas de trabajo. Algunas vinculadas con la política exterior, otras con la integración; también las hay desde el Estado y el actor internacional, y como una Gobernanza Multinivel que incluye lo local, lo regional y lo internacional. Al respecto, resulta relevante tener en cuenta las diferencias entre ciudades y regiones, así como sus capacidades duras y blandas. Y aquí el liderazgo y la posibilidad de realizar acciones visibles durante el periodo en que se desempeña cierto cargo resultan relevantes. Por ello, la institucionalización adquiere un sentido especial para darle continuidad a las acciones, visibilidad y resultados. Y por ello también, hay que avanzar en el conocimiento de dichas acciones internacionales.

¿Y en la praxis?

Rusia, India, Bélgica, España…. tienen acciones de paradiplomacia y la han desarrollado de manera exitosa. En América Latina países como Argentina, Chile, Brasil, y México, la incluyen, además, en sus pénsums académicos, y es que este tipo de internacionalización se facilita porque sus propias constituciones y los gobiernos centrales la apoyan y fomentan. No existe esa tensión tan marcada entre la capital del país y las ciudades y regiones, aunque sí haya competencia por obtener recursos internacionales.

El caso de Colombia parece diferente y rezagado. Genera poco interés entre los académicos y los tomadores de decisiones, en particular por la Cancillería. Parecería que se priorizan los temas tradicionales y de alta política frente a las acciones internacionales locales, cuyo su análisis y proyección disminuyen, dado que los asuntos vinculados con el interés local son considerados de “baja” política. Ni siquiera en zonas de frontera o distantes a Bogotá lo hacen. Además, se observa que casi ninguna universidad la incluye en sus programas, bien sean de pregrado o posgrado. Parecería que no nos hemos percatado de que la paradiplomacia y, con ello, la apertura de oficinas internacionales en diferentes ciudades sería una fuente laboral para nuestros egresados.

Y me pregunto, ¿por qué esa indiferencia?

Al respecto, percibo varias posibilidades:

  1. Tensión entre el Estado y los territorios por el marcado centralismo de nuestro país.
  2. Falta de confianza entre el Estado y los actores no gubernamentales.
  3. Estrechez del régimen político y del proceso de toma de decisiones.
  4. Ausencia de liderazgo.
  5. Connotación negativa de la palabra “paradiplomacia”, dado que tiende a vincularse en la mente del lector con “paramilitar”. Aunque algunos prefieren referirse a la “internacionalización de los gobiernos subnacionales”, el vocablo paradiplomacia empieza a ser utilizado.

Y la verdad es que tanto tomadores de decisiones como académicos se orientan a las relaciones tradicionales del Estado y con actores predominantes como Estados Unidos, Venezuela, la Unión Europea y China. Y a temas de alta política que reflejan preocupaciones de los países principalmente relacionadas con la seguridad.

Son muy pocas las universidades colombianas que tienen cursos sobre paradiplomacia. En el mejor de los casos, hace parte de un bloque temático dentro de una asignatura. Estamos en mora de conocer el contexto y las particularidades de la paradiplomacia colombiana, que en ocasiones podría, también, colaborar y complementar el vacío institucional entre los países. Pero preferimos quedarnos con los temas tradicionales, que generen estabilidad y confianza.

Son muchas y variadas las acciones internacionales de Bogotá, Medellín, Cali y de los departamentos fronterizos, pero las ignoramos y preferimos privilegiar el papel de un Estado que mira exclusivamente hacia ciertos actores internacionales.

Tengamos en cuenta experiencias como la de Brasil, Argentina o México, o de otras áreas geográficas como Rusia, Bélgica, China, India o España. Sin lugar a dudas, transitamos también, aunque con diferente velocidad, hacia una diplomacia local.


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