12 de octubre de 2021

La Unión Europea: ¿de la titularidad a la banca?

"la alianza trasatlántica después de la crisis financiera de 2008 aún sigue en vigor, pero cada vez más descoordinada"

Manuel Alejandro Rayran Cortés

Docente de relaciones internacionales de FIGRI – Magister en Ciencias Políticas orientadas a las relaciones internacionales con especialidad en Diplomacia y Resolución de Conflictos de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica.

@ManuelRayranC | manuel.rayran@uexternado.edu.co


El escenario geoestratégico durante la Guerra Fría se concentró en Europa. La seguridad y la existencia misma del Viejo Continente estuvo en el centro de la discusión entre Washington y Moscú, y la OTAN (1949) y el Pacto de Varsovia (1955) se convirtieron en las estructuras militares propias de cada bloque para persuadir a su contrincante.

Entonces, Europa gozó de un lugar privilegiado en la agenda política, económica y militar de Estados Unidos debido a que este último buscaba un centro de gravedad geopolítico y económico a su favor que lo legitimara como líder de la ordenanza mundial y mitigara, a su vez, la influencia soviética del mundo. Fue así que durante ese tiempo, Washington tuvo una excesiva presencia en Europa a diferencia de la región asiática. Sin embargo, desde la crisis financiera de 2008, el privilegio europeo parece haber caducado y hoy se enfrenta a una situación de crisis existencial por no saber qué papel jugar y cómo integrarse a las nuevas dinámicas de la vida internacional.

La crisis financiera de 2008, que tuvo un impacto desigual, pero con un alcance global, fue el punto de inflexión para Europa porque puso de manifiesto que el mundo ya no era unipolar, sino multipolar; la globalización, que nació con un semblante occidental, ahora tiene un rostro asiático; y que paralelo al ascenso de Asia con una nueva jerarquía empresarial, se agudizaba el declive de Europa. Washington y Bruselas lograron salir adelante de la crisis con políticas flexibles para Wall Street y los bancos, pero draconianas para los trabajadores, lo que llevó a una crisis política y geopolítica en los años venideros que se ha materializado con los populismos de derecha y las propuestas de desintegración de la Unión Europea, como Reino Unido lo hizo en su momento.

En otras palabras, la alianza trasatlántica después de la crisis financiera de 2008 aún sigue en vigor, pero cada vez más descoordinada. La última muestra de lo anterior fue el acuerdo económico y militar que Estados Unidos firmó con Australia y que con ello sacó del juego a Francia. Y a pesar de que Washington y París limaron asperezas luego de lo sucedido, Europa quedó advertida de la nueva apuesta de Estados Unidos en Asia-Pacífico, así como también demostró que la Casa Blanca no le consultará a Bruselas sobre sus movimientos ni los hará partícipe de los mismos. Es así pues, al parecer, las apuestas políticas que el presidente estadounidense Joseph Biden había establecido en su primera visita a Europa, como lo era mejorar sus relaciones con la Unión Europea, poco a poco se difuminan.

Con todo lo anterior, la Unión Europea hoy está en un nuevo punto crítico y de inflexión, pues deberá repensar qué papel quiere y puede jugar en el mundo, y cómo puede establecer una autonomía estratégica de acuerdo con sus actuales capacidades y contradicciones internas. De igual manera, en este punto de la dinámica entre Estados Unidos y China, Bruselas debe asimilar que en los años venideros el teatro geoestratégico por excelencia será Asia, y no Europa, y que Australia será ahora el pivote Estados Unidos de esa región, como lo fue Reino Unido en su momento en el Viejo Continente.

En conclusión, las acciones de Estados Unidos en relación con Australia no son sólo una muestra de displicencia y de desacoplamiento con la Unión Europea; también son movimientos políticos y militares que están cargados de cambios geopolíticos estructurales que tienen unas implicaciones en la ordenanza mundial y que ofrecen pistas para entender las dinámicas de los siguientes meses o años. En últimas, la Unión Europea puede estar pasando de la titularidad a la banca por las mismas contradicciones en el seno de la estructura hegemónica estadounidense y su supervivencia en relación con China.


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